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Dr. Pablo Quezada

“A proposito de las Olimpiadas París 2024”

Juana de Arco

Juana de Arco, conocida también como la Doncella de Orleans, es una figura histórica y religiosa emblemática de Francia. Nacida alrededor del 6 de enero de 1412 en Domrémy, un pequeño pueblo en la región de Lorena, su vida y su papel en la historia de Francia han sido objeto de admiración y controversia durante siglos.

Primeros Años
Juana de Arco nació en una familia campesina en Domrémy. Sus padres, Jacques d'Arc e Isabelle Romée, eran modestos agricultores. Desde temprana edad, Juana mostró una profunda devoción religiosa y afirmaba escuchar voces divinas, que ella identificaba como las de San Miguel, Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita. Estas voces la instruyeron a liderar a Francia en su lucha contra los ingleses y asegurar la coronación del delfín Carlos (Carlos VII) como rey de Francia.

Contexto Histórico
El contexto histórico en el que Juana emergió fue la Guerra de los Cien Años (1337-1453), un conflicto prolongado entre Inglaterra y Francia por la sucesión al trono francés. A principios del siglo XV, la situación para Francia era desesperada, con gran parte del territorio francés bajo control inglés o borgoñón (aliados de Inglaterra). El delfín Carlos había sido desheredado por el Tratado de Troyes (1420), y la legitimidad de su reclamo al trono estaba en duda.

Ascenso y Campaña
Militar En 1429, Juana logró una audiencia con Carlos VII en Chinon, después de viajar con un pequeño grupo de seguidores. Aunque inicialmente escéptico, Carlos fue convencido por la ferviente convicción de Juana y la aparente sinceridad de sus visiones. Vestida con armadura masculina, Juana fue enviada al sitio de Orleans, una ciudad crucial para la defensa francesa. La presencia de Juana inspiró a las tropas francesas, y el 8 de mayo de 1429, Orleans fue liberada. Este evento marcó un punto de inflexión en la guerra y consolidó la reputación de Juana como una líder y símbolo de la resistencia francesa. Posteriormente, lideró al ejército en varias victorias clave, lo que permitió la coronación de Carlos VII en la catedral de Reims el 17 de julio de 1429.

Captura y Juicio
La fortuna de Juana cambió en 1430 cuando fue capturada por las fuerzas borgoñonas durante el asedio de Compiègne. Fue vendida a los ingleses y trasladada a Rouen para ser juzgada por herejía y otros cargos. El juicio fue un proceso político dirigido por Pierre Cauchon, obispo de Beauvais, que buscaba desacreditar a Juana y, por extensión, a Carlos VII. El juicio estuvo plagado de irregularidades, y Juana, sin representación legal adecuada, fue sometida a intensos interrogatorios. El 30 de mayo de 1431, a la edad de 19 años, Juana fue declarada culpable y quemada en la hoguera en la plaza del Vieux-Marché en Rouen. Su muerte fue vista como un martirio, y su legado perduró en la memoria colectiva francesa.

Canonización y Legado
Veinticinco años después de su muerte, en 1456, una comisión papal revisó el juicio de Juana y la declaró inocente, calificando el proceso como injusto. Fue beatificada en 1909 y canonizada como santa en 1920 por el Papa Benedicto XV. Juana de Arco es ahora una de las santas patronas de Francia y un símbolo de coraje, fe y patriotismo. Su vida ha inspirado innumerables obras literarias, artísticas y cinematográficas, y su figura sigue siendo un poderoso ícono de la lucha por la justicia y la independencia nacional. La historia de Juana de Arco es un testimonio de la capacidad de una persona para cambiar el curso de la historia a través de la fe y la determinación.