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Los peligros de la Reforma Judicial

Por: Claudia Anaya Mota*

Durante el amplio debate que se dio en redes sociales, muchos especialistas, académicos y expertos, alertaron sobre el daño que significaría la Reforma Judicial al debilitar la división de poderes. Sin embargo, para un numeroso grupo de la población, esta alerta no le significó gran cosa y ciertamente, lo es.

La democracia es un sistema político y de gobierno, que garantiza un entorno de garantía y de respeto a los derechos humanos, así como a las libertades fundamentales individuales que cuando suman, constituyen la soberanía de una nación.

La voluntad soberana del la colectividad o pueblo, se materializa en los Poderes de la Unión que, para evitar caer en excesos y abusos, ninguno debe recaer en la misma persona y cada uno de ellos, debe ser independiente del otro para evitar precisamente que un poder se ponga encima del otro desequilibrando la balanza de la democracia. Así, dichos poderes se dividen en: el Poder Ejecutivo (representado por el Presidente o la Presidenta de la República), el Poder Legislativo (representado en la Cámara de Diputados Federal y la Cámara de Senadores) y el Poder Judicial (constituido por Jueces, Magistrados y Ministros Federales.

Ahora bien, veamos la diferencia entre ellos a partir de su conformación. La Presidencia de la República está representada y conformada por una persona que fue propuesta por un partido o coalición que fue electa por los ciudadanos que votaron mayoritariamente el día de la elección (aunque el número de ellos represente un porcentaje mucho menor que la totalidad de ciudadanos inscritos en la lista nominal) y lo mismo sucede con los diputados y los senadores, mientras que, en el caso del Poder Judicial su elección no provenía del voto popular y explicaré la razón.

Es importante tener claro que los Jueces y Magistrados, no representan a nadie sino a la Ley y para que una persona llegase a desempeñar esta función de tan alta, delicada y especializada responsabilidad, donde está en juego la libertad o el patrimonio de una persona, se formaron por largos años en lo que se conoce como la Carrera Judicial y fueron avanzando en los cargos, conforme a exámenes de oposición calificado por expertos en la materia.

Particularmente en el caso de los ministros, ellos llegaban a la Suprema Corte de Justicia de la Nación a través de una elección indirecta, es decir, eran elegidos por quienes sí fuimos votados mediante una elección directa y voto popular, como es el caso de las y los senadores.

Es indiscutible reconocer que el Poder Judicial tiene muchos problemas, entre ellos, el nepotismo y la corrupción, pero ninguno de estos se va a resolver con la puesta en marcha de la Reforma Judicial, porque lo único que se ha hecho, es pasar a la arena electoral la justicia. Politizar la justicia no tendrá ningún beneficio para las personas que enfrentan la justicia cotidiana, seguirán pasando horas en un Ministerio Público, los Ministerios Públicos seguirán sin los insumos para mejorar o profesionalizarse y lo mismo seguirá sucediendo con nuestra policía local.

Senadora de la República