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Los saldos del sexenio de López Obrador

Por: Claudia Anaya Mota

Al finalizar un gobierno, es relevante realizar una evaluación de la gestión administrativa y gubernamental, en base a sus resultados, con miras a reconocer los aciertos y mejorar las deficiencias. Al culminar este sexenio y como cualquier otro, existen claroscuros; vayamos a revisar los logros y avances de la administración del ex Presidente López Obrador.
Sin duda alguna, el incremento de 61.3% de gasto público en programas sociales, produjo que 5.1 millones de personas salieran de la pobreza. Para que se den una idea, el programa de adultos mayores tenía 53 mil millones en 2018 y este año llegó a 465 mil millones en el Presupuesto de Egresos de la Federación.
Aunado a lo anterior, el incremento al salario mínimo que pasó de 85 pesos diarios a 190 pesos, significó la posibilidad de que miles de familias tuvieran la oportunidad de mejorar su calidad de vida al consumir bienes y servicios que antes no podían, lo que produjo un efecto virtuoso en el movimiento de nuestra economía al incentivar el consumo interno.
El desmantelamiento de los servicios de salud pública dejó un saldo negativo. Lejos de resolver los problemas del sector, de alcanzar un nivel de atención “como en Dinamarca”, los agravó, y al no contar con un rumbo claro, quedó todo en una burla, en una mala broma ante el fracaso evidente de no poder garantizar el acceso a los servicios de salud públicos, gratuitos y de calidad, como un derecho universal para las y los mexicanos.

La falta de resultados en este rubro, produjo el incremento del gasto de bolsillo para ubicarlo en 38.8%, muy por encima de otros países del continente, como Colombia, donde apenas representa el 13.6%; Brasil, con 22.4%, o Argentina con 24.4%, en tanto que en Dinamarca -modelo al que se aspira alcanzar- llega al 12%, lo que ha llevado a una especie de privatización de la salud, porque las familias aseguradas en el sistema público o no, hacen uso de servicios privados para poder acelerar los estudios de gabinete o intervenciones quirúrgicas que les ayudarán a preservar su salud.
La inseguridad se recrudeció en algunos estados del país, porque al igual que el sistema de salud, se pusieron en marcha modelos que no trajeron los resultados esperados. Lamentablemente, el crimen organizado se ha apoderado de comunidades y municipios, al tiempo que los delitos del narcomenudeo y la extorsión, aumentaron 40.3% y 36.8%, respectivamente.
En contraste, desde el punto de vista político, la marca indeleble de este sexenio es la polarización, la falta de diálogo y consenso entre las fuerzas políticas representadas en el Congreso, pero también con otros Poderes de la Unión.
Polarizar es sinónimo de acaparar, monopolizar y concentrar; esta fue una estrategia que emprendió el ex presidente López Obrador durante sus seis años de gobierno. Si revisamos, nunca se reunió con ningún sector, grupo social, líderes o fuerza política que no perteneciera a su movimiento político para poder así dejar claro a la ciudadanía quién estaba con él y quienes no estuvieran, estaban contra él (sic), es decir, diferenció “su” movimiento del resto de pensamientos, debilitando la pluralidad que en toda democracia debiera no solo existir, sino fortalecerse.
Lamentablemente, la democracia deliberativa se extinguió en México. En la LXVI Legislatura Federal, con el mantenimiento de MORENA en el poder, la consolidación de una mayoría artificial avalada por el Instituto Nacional Electoral, la cooptación de legisladores de oposición en el Senado que finalmente, no reflejan la voluntad emitida en las urnas, la participación abierta y constante del ex presidente en los procesos electorales, produjo que su partido pasara de gobernar 8 estados a 24, teniendo como consecuencia el regreso de un partido único y hegémonico, la ausencia del diálogo y la exclusión de las minorías en la construcción de un nuevo país.
Para finalizar, las consecuencias de los errores del sexenio de Andrés Manuel las veremos en los próximos años. Las reformas al Poder Judicial y el pase de la Guardia Nacional a la SEDENA que en esencia significa la militarización no solo de la seguridad pública sino de la administración pública, son dos reformas muy nocivas para la vida de la república, que aunados al exceso de gasto en obras faraónicas como el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” o la Refinería de Dos Bocas, cobrarán creces hasta el sexenio de la Presidenta Sheinbaum, pues por lo pronto los ahorros de fondos y fideicomisos públicos, ayudaron a generar un falso déficit en la administración de Andrés Manuel, pero ello ya no existirá para la actual administración, solo queda reducir el gasto o solicitar más deuda pública. En conclusión, lo peor del ex presidente López Obrador, lo veremos hasta que ya se vaya... Si es que se va.