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Psicóloga Maira Gallegos

El perdón como regalo

No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
Mateo 7:6
¿Qué significa perdonar?
De acuerdo a la Real Academia Española perdonar significa remitir la ofensa, la deuda, la falta, un delito u otra cosa, refiriéndose a quien ha sido perjudicado. Por otro lado, nos habla de eximir a alguien de la obligación que tiene. Esto supone que existe un culpable de haber cometido una ofensa o una falta. Para perdonar es necesario que exista una decisión voluntaria y consciente que libere del resentimiento, el coraje, la ira y los sentimientos negativos que se generaron.
Más profundamente, el perdón supone que la persona esta percibiendo una ofensa o una falta afuera de sí mismo; otra persona comete la falta contra él o ella. Esta concepción permite ver las cosas desde una separación y no como una proyección misma del ego. La ofensa o falta se interpreta cuando la persona siente que atentan contra su sistema de pensamiento, de creencias o de personalidad. Todo nace desde la interpretación; por lo tanto, no existe a quien perdonar sino a sí mismo. Los otros solo hacen, pero la persona interpreta que la están hiriendo, lastimando u ofendiendo. No significa que lo que pase afuera no sea real, pero la realidad esta dictada por nuestras interpretaciones y percepciones. Por lo tanto, mi interpretación de lo que pasó no es la realidad.
Lo opuesto a perdonar es juzgar; aquí se ve al otro como se quiere ver con en base en los propósitos del ego, para ponerse las etiquetas que a la persona le conviene ponerse. No perdonar es aferrarse a los juicios falsos que no se ponen en duda para el ego y que distorsionan la realidad con una percepción falsa y errónea, pero donde existe un deseo para el inconsciente, lo que tiene un objetivo para el ego. Y es que proyectamos en el otro lo que creemos que nos falta a nosotros. Para el inconsciente el otro no existe; yo veo el otro como la estoy viviendo yo. El ego selecciona a solo unas personas para empatizar y encajar de acuerdo a las vivencias propias. Por esto unas personas pueden ser más empáticas que otras.
El primer paso para el perdón es identificar las propias proyecciones, donde en ellas, de fondo, hay una petición de amor, generalmente amor propio. Es importante identificar las ideas falsas sobre la percepción, lo que requiere realmente un trabajo de honestidad; soltar y liberar las ideas para poder reemplazarlas por otras.
El perdón no juzga, no tergiversa, no ofende, ni ataca la realidad. Aquel que aprende a perdonarse a sí mismo aprende a darle la bienvenida a la verdad tal como ésta es.
Podemos elegir vivir en el victimismo o desde la responsabilidad de las propias acciones y aprender de las enseñanzas que estas traen. Buda decía que el dolor es inevitable pero el sufrimiento se puede elegir por cuanto tiempo permanece. Es verdad que las ofensas o faltas de los otros duelen, pero apegarnos al coraje, a la ira y al resentimiento es una decisión propia.

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