ZACATECAS, ESTADO MIGRANTE
Por: Isadora Santivañez Rios
México se ha considerado como un país de migrantes, debido a que desde inicios del siglo XIX hasta la actualidad ha generado una política social muy encaminada al traslado de nacionales al extranjero, principalmente hacia Estados Unidos.
Podría decirse que es ya una tradición que los jóvenes de las comunidades, al llegar a determinada edad, migren de manera natural hacia ese país, en donde sus familiares y cercanos, previamente les han programado su estancia y acceso al mercado laboral, comúnmente sin contar con documentos legales.
Los estados con mayor intensidad migratoria hacia Estados Unidos son Michoacán, Nayarit, Durango, San Luis Potosí y por su puesto Zacatecas, quienes del total de su migración, un aproximado del 98%, se traslada al vecino país del norte.
Las primeras migraciones ilegales iniciaron en el año de 1929 con la afluencia del ferrocarril, por lo que Estados Unidos dio paso a una creciente política de deportaciones; sin embargo, el escenario cambió durante la Segunda Guerra Mundial, debido a la falta de mano de obra barata, ya que los jóvenes estadounidenses en condición de trabajar, se encontraban librando una de las batallas más sangrientas de la historia, en otro continente y existía una escases de trabajadores. Por lo que surge la necesidad de contratar con mano de obra de otro país y fue México el aliado ideal para generar un acuerdo en el que se enviara mano de obra calificada y contratada de manera legal, durante un tiempo determinado. A dicho acuerdo se le denominó Programa Bracero, el cual dio un gran respiro a la economía norteamericana, sin embargo, fue el inicio de una cultura migrante en nuestro país.
Debido a ello, desde el año de 1965, los migrantes han permitido cubrir la demanda laboral en Estados Unidos, lo que ha marcado en gran medida la realidad económica, social, política y cultural mexicana.
Actualmente, el Gobierno de Estados Unidos ha implementado una política migratoria más firme y radical que marcó la agenda de propuestas durante la campaña de Dunald Trump a la Presidencia de la República, calificando a las políticas de su antecesor como permisivas y débiles. Es así como desde los inicios de su mandato implementó una serie de políticas migratorias consistentes en deportaciones masivas, principalmente de migrantes con antecedentes legales, limitar los trámites migratorios que se encontraban en proceso, cerrar las fronteras, prohibir que cada nacido en Estados Unidos adquiera la calidad de ciudadanos, así como rondines de patrullaje más severos que han provocado que durante la primer semana de mandato de Trump, México recibiera a más de 4 mil deportados.
Las cifras indican de que los 45 millones de extranjeros viviendo en Estados Unidos, un estimado de 4 millones se encuentran sin un estatus migratorio legal, y es nuestro país el que podría resultar más afectado con estas políticas estadounidenses, principalmente porque las propuestas para abatir este tema, generadas por parte de la actual Presidenta, más que una salvación parecen hechas al vapor, ya que son escuetas y superficiales, proponiendo otorgarle 2 mil pesos a cada deportado, así como incluirlos a los programas sociales y al IMSS, lo que no da muestra de una verdadera solución.
Establecer mesas de análisis, sin duda ayuda, sin embargo, el fomento a la economía debería ser la clave, proponerle a una base históricamente trabajadora, regresar a su país de origen a estirar la mano, no es fomentar mejores condiciones, es someterlos al conformismo.
La falta de oportunidades laborales, de crecimiento económico, de vivienda, de servicios público y de salud, son una realidad con la que vivimos los ciudadanos mexicanos, que puede profundizarse con estas deportaciones y los tintes proteccionistas, no están apegados a la realidad presupuestal de nuestro país. La situación necesita seriedad, profundidad y una política multidisciplinaria que involucre la implementación de matriculas para los estudiantes deportados, seguridad pública que garantice los traslados, desarrollo social que otorgue créditos para la generación de comercios, programas de vivienda, atención a familias separadas, así como fomento a su economía. Hoy la mano de obra especializada debe ser aprovechada y los migrantes deportados deben ser quienes permitan sostener la economía mexicana, así como en su momento, sostuvieron la de otro país.
Diputada Local