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La Ley de Salud y la despenalización del Aborto

Por: Isadora Santivañez Rios

Durante el mes de noviembre del año pasado se llevó a cabo un debate álgido respecto a la despenalización del aborto, en el que distintos puntos de vista fueron confrontados y finalmente fue una orden judicial la que permitió que el debate se llevará a la máxima tribuna del Estado y con ello dar certeza jurídica para que las mujeres puedan tener la decisión de interrumpir su gestación sin ser señaladas o juzgadas por el propio sistema político que debería ser el encargado de darles garantía de protección y seguridad.
Sin embargo, es fácil entender que la diversidad de opiniones es natural en una sociedad multicultural y multifacética, y en este tipo de debates debe prevalecer el respeto, la libertad de creencia y también de culto, para evitar criminalizar a quienes están a favor del aborto a la par de que se debe entender a quienes están en contra desde un respeto a sus creencias y principios.
En este debate, nadie es ganador o perdedor, nadie debe prejuzgar ni señalar, mucho menos amedrentar a quien tiene un punto de vista en contra, porque la tolerancia, el respeto, la empatía y solidaridad, son piezas clave para construir una sociedad más justa y progresiva, más libre y segura.
La lucha histórica de las mujeres por vivir una vida libre de violencia y por tomar el control de sus propias vidas, va más allá de un tema específico como el aborto y el derecho legítimo de los grupos religiosos por defender lo que para ellos es moralmente correcto, no debe espantar a nadie.
Hoy estamos ante una realidad en la que la despenalización del aborto es un derecho humano que ya se encuentra garantizado dentro de nuestra constitución estatal, por lo que no crear las leyes secundarias necesarias para dar certeza jurídica de respeto a lo establecido en la ley, podrá ser incluso una irresponsabilidad.
Hoy el debate deja de ser si se está a favor o en contra de esta práctica y se torna en un tema más a fondo, como el de implementar esta medida dentro de los esquemas de salud tan deficientes en nuestro país.
En los hospitales ni siquiera hay medicamentos o equipo médico, entonces la garantía al derecho a abortar puede verse afectada, sin embargo, pese a ello, lo que resulta primordial es respetar al personal del sector salud para que nada ni nadie pueda obligarlos a realizar una práctica que no desean llevar a cabo.
El derecho a la objeción de conciencia, significa que los profesionales de la salud pueden abstenerse de realizar un aborto siempre que refieran a la paciente a otro médico que no objete el procedimiento.
Este enfoque busca equilibrar los derechos reproductivos de las mujeres, al mismo tiempo que respeta la libertad de conciencia de los médicos. Entendamos que la decisión de continuar o interrumpir un embarazo no es sencilla; es profundamente personal y puede estar influenciada por una variedad de factores: la salud física y mental, posibles embarazos derivados de abuso sexual, las condiciones socioeconómicas, la falta de apoyo familiar y la capacidad de criar a un hijo en un entorno adecuado.
Por lo que es esencial fomentar un diálogo abierto y respetuoso, donde se escuchen todas las voces y se reconozcan las diferentes perspectivas. La empatía y la comprensión son herramientas poderosas que pueden ayudarnos a construir un mundo más justo, donde cada persona pueda ejercer sus derechos y vivir sin miedo.
Debemos avanzar juntos a ser una sociedad libre e informada, respetando el derecho de todos los individuos.
Diputada Local