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LA PRESA MILPILLAS

Por: Arturo Nahle G.

Seguramente hoy en la mañana usted y toda su familia se bañaron; más tarde se lavará ropa, platos y hasta el coche; los que tienen jardín lo regarán; si agregamos las veces que se jala la palanca del baño más el agua que bebemos nos podemos dar una idea de la enorme cantidad de agua que consumimos cada uno de nosotros (aproximadamente 200 litros diarios).

Pues esa cantidad de litros multiplíquela por 146 mil en Zacatecas, 188 mil en Guadalupe, 231 mil en Fresnillo, 45 mil en Calera, 12 mil en Morelos, 10 mil en Vetagrande y 6 mil en Enrique Estrada. O sea, multiplique 200 litros diarios de agua por los 640 mil zacatecanos que vivimos en estos 7 municipios (40% de la población total del Estado).

¿De dónde sale tanta agua en un Estado semidesértico, donde no hay mar, ni lagos, ni grandes ríos o presas? Somos el séptimo Estado con la precipitación pluvial más baja de México.

Desde la fundación de estas ciudades el abastecimiento de agua ha sido un reto permanente. En un principio se aprovecharon pozos y manantiales como la Bufa, Bracho, la Cebada y la Encantada; en 1936 se construyó la Galería Filtrante de la Zacatecana con el apoyo del Presidente Lázaro Cárdenas. Más recientemente y ante el crecimiento de la población fueron construidos los sistemas La Joya, Bañuelos-San Ramón, Benito Juárez, Centenario y Pimienta.

En total contamos con 58 pozos que extraen 27 millones de metros cúbicos anuales (840 lps) para atender 413 mil tomas domiciliarias. Todos, absolutamente todos, están sobreexplotados y con el inminente riesgo de abatirse.

Para poder bombear toda esta agua, la JIAPAZ paga más de 13 millones de pesos mensuales en energía eléctrica.

Fresnillo está igual, allá se extraen 450 lps y la demanda es de 600 lps, el 80% del agua proviene del sistema Carrillo y el 20% del sistema Pardillo, estas fuentes de abastecimiento fueron construidas hace muchos años, nomás que hoy en el Mineral hay casi 40 mil tomas domiciliarias y el 30% del agua se pierde en fugas por la antigüedad de las tuberías. Los últimos pozos tuvieron que perforarse a más de 300 metros de profundidad. La insuficiencia de agua en Fresnillo ha obligado a tandearla en las colonias.

Según cifras de la Conagua, la perspectiva es que el abatimiento de todos estos pozos se acelere con los actuales niveles de extracción. En el mediano plazo es previsible una fuerte escasez de agua que puede hacerse crítica en pocos años si no logramos dar una solución de fondo.

Nuevas perforaciones de pozos no resuelven el problema, al contrario, lo agravarían, se tiene que realizar una obra de gran envergadura para acceder a fuentes alternas de agua.

Con base en estudios hidrológicos realizados por la Conagua, la Universidad y la Secretaría del Agua y Medio Ambiente la única fuente de agua superficial con disponibilidad suficiente es el Río San Juan Capistrano y sus afluentes (los ríos Milpillas y San Andrés) que drenan en los municipios de Valparaíso, Sombrerete, Chalchihuites y Jiménez del Teul. En una primera etapa el Río Milpillas nos podría dar un volumen de 47 millones de metros cúbicos anuales.

En el 2015 la Conagua otorgó la asignación de estos 47 millones de metros cúbicos a Zacatecas, ese mismo año la Secretaría de Hacienda registró la obra en su cartera de proyectos, en el 2018 asignó un presupuesto de 175 millones para su ejecución y este año otros 504 millones.

La obra consiste en una Presa con capacidad de 63 millones de metros cúbicos, tres estaciones de bombeo, una planta potabilizadora y un acueducto de aproximadamente 100 kilómetros de longitud con capacidad para conducir 1300 lps. Así mismo un conjunto de obras de conservación y mantenimiento de la cuenca del Rio Milpillas para beneficiar a sus habitantes y reducir el azolve en la presa.

La obra afectaría a tres ejidos (Atotonilco, la Lagunita y El Potrero) que se oponen al proyecto a menos que se les dé una millonada por sus tierras. Ya se les explicó que el proyecto es un proyecto integral que traería grandes beneficios no solo al corredor Fresnillo-Zacatecas, sino también a los habitantes de Jiménez del Teul y a los ejidos cercanos a la cortina y al vaso de la presa.

Pues el proyecto está listo, los permisos también, ya hay recursos federales para la primera etapa, solo falta la parte política, o sea la negociación con los ejidos y sus líderes. Ojalá que ahí la puerca no tuerza el rabo y pueda concretarse la obra más importante de la actual administración.