Es transcendental conocer los mecanismos de elección de las y los candidatos
Dra. Verónica Arredondo
Este año electoral, llevaremos a la ejecución un nuevo ejercicio democrático. Elegiremos a los representantes que decidirán durante los años futuros cómo dirigir el país y qué caminos tomaremos como sociedad. Aunque todavía estamos en la etapa de las precandidaturas, ya casi conocemos a las y los abanderados de cada facción política, ¿por qué sus partidos los han elegido?, eso lo podemos intuir, algunos son los candidatos lógicos, con otros se torna más complejo entenderlo.
En teoría, esperaríamos que cuando se nos presente un candidato a un cargo público, este candidato debería de ser el ideal. Esperamos que un candidato cuente con los conocimientos y herramientas para llevar su cargo a buen puerto y desempeñarse magníficamente durante el periodo de su mandato, entonces, ¿cómo tendría que elegir un partido político al candidato? Suponemos que realizando un análisis de qué militante es el ideal, el que más prestaciones y habilidades tiene, en concreto, esperamos que sea el mejor.
Algunos procesos para elegir a los candidatos son de dominio público o al menos son dados a conocer por los partidos políticos. La encuesta, por ejemplo, es una herramienta en boga que utilizan algunas instituciones partidistas para elegir al candidato que más tiene simpatía para un cargo dentro de los militantes. Para llevar a cabo una encuesta debe de haber al menos dos contendientes a una candidatura. La encuesta consistirá en preguntar a los militantes a quien de los 2 prefieren para impulsar esa candidatura a un cargo de elección popular, y el o la que resulte ganador, será el abanderado del partido.
Otra forma de elegir un candidato puede ser la votación interna entre un grupo de militantes de alto rango de un partido político. Esta otra herramienta también implicará la competencia entre al menos dos contendientes a la candidatura. La elección no es precisamente una encuesta aunque se le parece. En este caso quienes eligen al candidato no lo harán necesariamente de forma anónima. Además no todos los militantes tienen acceso a la votación.
La forma menos democrática o antidemocrática para elegir un candidato es la designación directa. Este ha sido el método más empleado a través de la historia de nuestro país. Sobre todo durante el periodo que gobernó un solo partido político. Aunque no fue el único que utilizó este mecanismo, el llamado “dedazo”.
En palabras y de acuerdo con el texto vigente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, los procesos para la selección interna de candidatos a cargos de elección popular consisten en: “Los procesos internos para la selección de candidatos a cargos de elección popular son el conjunto de actividades que realizan los partidos políticos y los precandidatos a dichos cargos, de conformidad con lo establecido en este Código, en los Estatutos y en los reglamentos, acuerdos y demás disposiciones de carácter general que aprueben los órganos de dirección de cada partido político.”
Además, se agrega en otro punto que: “Al menos treinta días antes del inicio formal de los procesos a que se refiere el párrafo inmediato anterior, cada partido determinará, conforme a sus Estatutos, el procedimiento aplicable para la selección de sus candidatos a cargos de elección popular, según la elección de que se trate.”
Para la ciudadanía es importante conocer desde un inicio quienes contienden en estos procesos internos porque de este modo se reconocen las probables políticas económicas, sociales, de salud, que la plataforma de un partido abanderará en los futuros comicios.
De acuerdo con Víctor Alarcón Olguín y Flavia Freidenberg, la elección de candidatos se encuentra condicionada por: “Los procesos de selección pueden estar condicionados por una serie de factores contextuales y otros del propio partido. Por una parte, los factores contextuales de carácter institucional, caracterizados por las reglas de selección que impone la ley –en caso de que lo haga– y el diseño del sistema electoral, la forma de gobierno, la existencia de organismos y/o tribunales electorales que fiscalizan los procedimientos internos, entre otros.
También son importantes los factores contextuales estratégico-electorales, tanto la necesidad de configurar mayorías legislativas en las cámaras como los resultados electorales experimentados por el partido en otros niveles institucionales y, finalmente, los externos de carácter sociocultural, definidos por las características de los electores, su cultura política y, específicamente, sus preferencias respecto a la manera en que creen que debe comportarse organizativamente su partido.”
Para el electorado de a pie o indeciso o informado, es decir para los que no militan en algún partido político, es transcendental conocer los mecanismos de elección de candidatos para entender las políticas del mismo y saber qué grado de democracia existe hacia su interior, porque aunque la democracia se puede entender como una libertad de elección, la verdad es que contiene en sí variables y temas que pueden afectar o modificarla.
Lo que será importante por ahora, es que las elecciones internas de cada partido político, no se vean empañadas o amañadas porque será un primer paso para garantizar el ejercicio transparente de las elecciones donde mexicanas y mexicanos elegiremos a los próximos representantes y encargados de la nación.