Ivonne Aracelly Ortega Pacheco
PISA
Los resultados de la prueba PISA 2015 revelados en días pasados nos muestra una realidad abrumadora: en 15 años, las políticas educativas en nuestro país no han mejorado el aprovechamiento de los alumnos de educación básica. Y todo esto a pesar de los miles de millones de pesos que la Federación y los Estados destinan cada año al sector educativo.
El Programa para la Evaluación de Estudiantes Internacionales (PISA, por sus siglas en inglés) mide el aprovechamiento escolar de alumnos de reciente ingreso a la secundaria de diversos países. 72 naciones aceptaron la aplicación de la prueba el año pasado, 35 de ellos pertenecientes a la OCDE; de estos, México ocupa desde hace tres quinquenios, el último lugar en aprovechamiento.
Son resultados que indignan. Y nos señalan claramente que el sistema educativo nacional no funciona.
Si estamos en una gran discusión por el futuro de la economía nacional, no podemos dejar pasar la educación, que es la base del futuro. Sin educación de calidad, sin resultados efectivos en la formación de los mexicanos, no podemos hablar de futuro.
Por eso es tan importante actuar rápida y efectivamente a partir de los resultados de la prueba PISA. Y la opción no es cerrar los ojos. La reforma educativa planteada por el presidente Enrique Peña Nieto es tan sólo una parte de lo que hay que hacer.
Debemos rebasar el tema laboral, atender bien al docente y a todos los trabajadores de la educación en cuanto a sus derechos para poder exigirles en igual proporción; involucrar a todos en la estructuración de planes de estudio y construcción de un nuevo sistema educativo: maestros, alumnos, padres de familia y autoridades.
Sobre todo hay que dignificar el proceso educativo, desde la provisión de instalaciones de calidad, pues una de las cosas que más desaniman al educando es tener que ir a clases en una escuela sin muros ni baño. ¿Qué le pedimos a esos alumnos y maestros expuestos a las inclemencias del clima y sin materiales mínimos de trabajo educativo?
México requiere con urgencia que nos metamos todos a mejorar el proceso educativo, sin intereses de organizaciones sindicales, ni facciones políticas, mucho menos posiciones radicalmente antisociales; inversión fuerte del Estado, sí, pero bien aprovechada y con auditorías permanentes.
Los resultados de la prueba PISA deben abrir a todos los ojos sobre el tema. Basta de tibiezas: hay que abandonar los modelos que nada han hecho por el futuro de nuestro país.
Legisladora Federal
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