EL PODER ELECTORAL DE LAS REDES SOCIALES EN MÉXICO.
Elizabeth Mauricio González
Las redes sociales siguen siendo tierra de nadie dónde la independencia, variedad y cambio es un terreno fértil para aquellos que quieren trasmitir un mensaje político. La Ley General de instituciones y procesos electorales no contempla aún la regulación de mensajes o campañas mediante redes sociales.
El binomio política-redes sociales crea relaciones, crea conexiones, difunde un mensaje, argumentos y crea una comunidad afín, donde esas herramientas permiten una unidad entre las personas que comparten opiniones y hasta formas de actuar.
Sin embargo las redes sociales tienen ventajas y desventajas ya que los partidos políticos no controlan la red, no es igual que radio, televisión o medios escritos, el internet sirve para generar climas de opinión, interacción, para los partidos políticos es más cómoda la comunicación tradicional unidireccional donde puede gustar un mensaje o no ya que lo dominan; en cambio en la red es algo que no puedes controlar te conviertes en un elemento de crítica, de aceptación o de repudio y crea foros de discusión.
Facebook y Twitter se han convertido en herramientas para la desobediencia civil, la gente trata de exhibir a los malos gobiernos, es una manera de protestar ante el gobierno represor, las publicaciones entre cirulos de amigos tiene efecto sobre la imagen de cierto personaje o sobre acciones de gobierno específicas, comentarios, videos, sátiras, memes son la nueva forma de protestar de la ciudadanía, algunos podrán decir que no pasa nada, sin embargo pasa mucho (…) si no pasara nada los gobiernos de todo el mundo no tratarían de controlar las redes sociales, que no digan que de nada sirve , ya que cada acto de desobediencia civil tiene un efecto.
Si no fuera así no habría represiones contra los que se atreven a levantar la voz aunque sea en un simple Twit o en un muro de Facebook, si no sirviera de nada el gobierno no aumentaría su millonario presupuesto en imagen, porque la imagen es lo que cuenta, los ciudadanos en general no tienen un presupuesto para divulgar profesionalmente mensajes contra lo que les molesta, pero sí; son millones los que tienen la capacidad de decir, difundir e influir.
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