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Ivonne Ortega
EL COMBATE A LA DESIGUALDAD REQUIERE DEL CONTROL DE GASTOS

Hace unos días, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) presentó el Informe de Resultados de la Cuenta Pública 2015. Los datos que contiene son desalentadores: en los 32 estados se registraron irregularidades por 65 mil 194 millones de pesos y se relacionan con licitaciones por adjudicación directa y con sobreprecio, uso de recursos sin comprobar, así como pago de servicios no realizados, entre otros.

El documento también consigna anomalías financieras en la construcción de la Línea 12 del metro y del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, en las operaciones de Pemex, en los gastos de la Cámara de Diputados, en la nómina del SNTE y hasta en el recorte al gasto anunciado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en 2015.

La situación que señala la ASF es muy grave y se agudiza por el momento que vivimos, cuando el país tiene un muy fuerte problema de desigualdad, y millones de familias mexicanas viven una realidad que sólo es posible comprender cuando se le percibe y siente de forma directa.

Familias que apenas tienen lo indispensable para vivir. Padres de familia desempleados y otros que no ganan lo suficiente para darles un nivel de vida básico a sus hijos; jóvenes sin acceso a la educación; discriminación; escuelas sin maestros, sin computadoras y en ocasiones sin paredes, incluso sin techo; niños que sueñan con una profesión pero que sólo aspiran a un oficio; campesinos que no pueden vender sus cosechas…son algunas de las realidades que personalmente he visto por todo México.

La Nación no está en condiciones de que se malgaste el dinero público y reclama acciones urgentes para combatir desigualdades, bajar precios de gasolinas y diésel.

Es necesario fortalecer a a la ASF para que se realicen con rapidez las auditorías e informes sobre la cuenta pública y los mexicanos podamos evaluar claramente en qué y cómo se gasta el dinero de todos, a fin de que se hagan las correcciones necesarias a tiempo, en vez de hacerlo a toro pasado.
México cuenta con recursos suficientes para cambiar para bien la realidad de los mexicanos, no es que no cuente con los recursos. A la inadecuada política económica y social (que es urgente revisar y modificar después de décadas de ser aplicadas sin que hayan sufrido cambios) debemos sumar los problemas que conlleva una mala administración del dinero público, por no hablar del descontrol con que se aplican los recursos en la Federación, los Estados y los Municipios.

Con base en una regulación de los recursos –que se requiere con urgencia- deben ser castigados los funcionarios y las instituciones que no hagan buen uso del dinero del pueblo, así como recibir incentivos quienes lo hagan de manera correcta.

Autoridades federales, estatales y municipales deben recuperar, por medio de la ley, los recursos que han sido indebidamente ejercidos o de plano sustraídos del erario por parte de administraciones irresponsables y sancionar a los culpables, sin distinciones.

De otra manera, no habrá dinero en el mundo que alcance para combatir las condiciones de desigualdad que viven las familias mexicanas.

Si logramos que los recursos de los mexicanos se utilicen de forma transparente y se direccionen al bienestar de todos, lograremos un México en el que sea nuestro esfuerzo, talento y dedicación lo que marque nuestro destino en la vida y no dónde ni cómo nos tocó nacer.

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