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CUANDO LAS INSTITUCIONES SE CORROMPEN
Saúl Monreal Ávila

Es prácticamente imposible negar el fraude electoral en el estado de México, así como el de otras entidades, solo quien cuente con una gran cantidad de cinismo, y sea beneficiario de este, puede intentar hacerlo (como el consejero Ciro Murayama Rendón quien califico de descabelladas las acusaciones de fraude). La cantidad de hechos truculentos y en todas las líneas dan clara fe de ello, los únicos que no lo vieron fueron los integrantes del Instituto Nacional Electoral (INE) o el IEEM (Instituto Electoral del Estado de México), y la FEPADE no anda mejor.
Su servidor, como millones de mexicanos, hemos vivido la experiencia después de votar, de sentir la decepción y la certeza del atraco y del robo descarado de mi voto y el de todos. Durante la jornada de votaciones en el estado de México todos presenciamos mapachismo, compra de votos, relleno de urnas, falsificación de actas, tergiversación de las cifras, manipulación del padrón electoral, excesos en los topes de campaña, falsas estadísticas del PREP (Programa de Resultados Electorales Preliminares) y un sin fin de irregularidades nos han confirmado que el fraude electoral sigue siendo la practica regular del poder de signo priista.
No es la primera vez, más bien es una práctica recurrente del régimen en sus dos rostros, tanto el del PRI como del PAN. Después de otro fraude en 1988 a Cuauhtémoc Cárdenas frente a Carlos Salinas de Gortari (y avalado más tarde por Diego Fernández de Cevallos del PAN), se ventiló en medios, de forma absolutamente manipulada, la creación del IFE (Instituto Federal Electoral) con supuesta transparencia en manos de los ciudadanos. Ellos contaban los votos, publicaban las actas, pero ya no podían custodiarlas, porque para eso estaba el ejército y los representantes de los partidos, los cómputos distritales con los consejeros del IFE. Ahí hubo otro fraude que nadie avaló, por órdenes presidenciales de Vicente Fox, en 2006 contra Andrés Manuel López Obrador.
Esto llego al nivel de existir casillas con 1200 votos cuando el máximo es 750. Sumas a favor de Felipe Calderón por encima de las que se mostraban en actas en manos de los partidos. Pero para ese entonces, Felipe Calderón, el espurio, ya ostentaba el poder, y se quemaron las boletas para evitar el conteo voto por voto que solicitaba AMLO. “Haiga sido como haiga sido”, reconoció ante la TV. De ciudadanos a mafiosos –Desde antes de su refundación, pasando de IFE a INE, se ha visto cómo el Instituto electoral no está para fungir como árbitro, evitar que se violenten las elecciones, facilitando la compra de votos, etc. En el mejor de los casos, solo percibimos los Mexicanos que los funcionarios del IFE-INE tuvieron precio.
Según el IEEM, un total 2,048,322 (33.69 por ciento) votaron por el candidato Alfredo del Mazo y 1,879,376 (30.81 por ciento) por la candidata de Morena, Delfina Gómez. Cifras absolutamente inciertas, porque no tenemos la certeza de nada, solo de que hubo un descarado y a todas luces cínico fraude.
Pero si sirvieron de algo los 4 mil 19 paquetes electorales del Edomex abiertos, ya que se corroboró la escandalosa manipulación de las cifras a favor de Del Mazo. Y además, puso en evidencia la inoperatividad y la facilidad de manipular a modo el PREP, que se erige como un verdadero desastre, un auténtico adefesio institucional que sirve solo para legalizar jurídicamente los intereses del PRI -Gobierno. Entre las cifras del PREP y el último corte del cómputo, existe una gran diferencia de 281,002 nuevos votos. De ese total, 92,414 son votos fueron para la maestra Delfina Gómez y un total de 92,975 para del Mazo. Y en el computo final de los 45 distritos electorales hay una diferencia de solo 168 mil 899 sufragios a favor de Del Mazo.
Así, Los Mexiquenses dieron una gran lección a todo el país poniendo en jaque al sistema priista. A pesar de todo el cochinero, el PRI no ganó en Edomex. Quizás hasta el momento Alfredo del Mazo se asuma como gobernante electo con ayuda del fraude de Estado y de los partidos satélites, pero de ninguna manera su corrupto partido logró la mayoría. Los Mexiquenses hicieron la hazaña.
De fondo, los verdaderos culpables de que el PRI mantenga ese coto por seis años más no son los priistas ni sus cómplices de partidos, incluso, ni las estructuras corrompidas que operaron en campo, son las autoridades, las instituciones electorales, el puñado de tecnócratas que pone en duda y hace permear la desconfianza en las instituciones, los que que no permiten el recuento voto por voto; que no abren la boca ni actúan en omisión cómplice mientras se realizan actos ilegales que van desde repartir despensas hasta alterar actas, el arbitro de los procesos electorales convertido en el brazo jurídico electoral del cartel del crimen organizado en que se ha convertido el régimen y su partido, el PRI.
Cuando las instituciones electorales, así como cualquiera de ellas, a todas luces están corrompidas, y su actuar definido por la orden (línea) que les bajan desde la casa de gobierno, es imposible confiar en ellas. Y menos cuando no siquiera son capaces de cubrir las más elementales apariencias. Peña Nieto los ha dejado salpicados de su podredumbre y corrupción, aunque al interior haya algunas excepciones honestas.
No tienen manera de enfrentar a la sociedad en el 2018 para perpetuarse en el poder y repetir otro sexenio mas, si no es a través de un fraude, lo que seguramente intentaran en todo el país nuevamente lastimando la credibilidad de las instituciones y trastocando su propósito fundacional de trabajar para avalar la voluntad del pueblo. El INE y todo el andamiaje electoral está corrompido. Ya nos dieron más que suficientes muestras, ¿Debemos confiar así en estas instituciones? La lección de los Mexiquenses es clara: No podemos. Pero tambien nos demostraron que con la participación de todos si se puede revertir este cerco institucional, "Solo el Pueblo puede salvar al Pueblo".

saulmonrealavila@hotmail.com

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