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Nota Espe_culera
By Syres

EL CORRUPTO FUCHI CACA
Orgullosos nos debemos sentir los zacatecanos, de tener en las filas del gobierno estatal y municipales, a personajes tan corruptos -pero tan corruptos-, que son inmunes a las intimidaciones verbales del presidente de la República. Quien durante su visita a la comunidad indígena de Milpa Alta señaló, -palabras más, palabras menos-, que: “gracias a su gobierno, se ha reforzado una nueva corriente de pensamiento mexicano donde el corrupto es mal visto y estigmatizado al nivel de una vil.... caca”.
Y no es que Andrés Manuel López Obrador nos haya traído el “fuego y la luz” a nuestras aldeas. La verdad es que los mexicanos teníamos muchas décadas hablando del tema, pero bajo el temor fundado, de que en algún momento habría represión de la mafia del poder. Y aunque he de aceptar que no me encuentro dentro del listado de sus “fans” más aguerridos, he de reconocerle, que en lo que va de su sexenio, y pese al fantasma del “borrón y cuenta nueva”, se han detectado varios funcionarios corruptos de primer nivel.
Posiblemente, no es solo “el cambio de corriente de pensamiento” que nos dice AMLO, también han convergido otros factores determinantes como la competencia entre los medios de comunicación y las redes sociales, donde son los propios ciudadanos quienes nos dan nota en tiempo real de los actos de corrupción que antes permanecían bajo la alfombra, y esto, ha logrado incidir en la opinión pública.
Otro factor es la aparente “libertad de expresión” que se evidenciara con Vicente Fox quien no solo se hizo famoso con su frase “chiquillos y chiquillas”, también sirvió para que los mexicanos y mexicanas nos burláramos de él y su gabinete hasta el cansancio, sin aquel temor que durante los sexenios priistas de Ordaz, Echeverría y López Portillo nos azotaron.
A nivel local, es de reconocerle que Alejandro Tello aguanta la crítica un poco más que Miguel Alonso, quien se hiciere popular por los niveles de corrupción e impunidad que heredó, pero también por los rencores que supo acumular contra aquellos que no le reconocían su pseudo belleza, madurez y talento político (es sarcasmo).
Pero quien no aguanta la “carrilla” dirían en el barrio es Jehú Salas Dávila, el Secretario General de Gobierno, primero por el revés que le dieron los Diputados Locales al abandonar en su votación al cuñado Carlos Villegas Márquez; el segundo por la bofetada con Constitución en mano que le acaba de asentar la Suprema Corte de Justicia quienes hasta el momento ya le tumbaron al ex Coordinador General Jurídico y Representante Político del Estado dos de los cuatro impuestos ecológicos propuestos por haber estos violado el principio de administración; y el más reciente, el acertado golpe a la entre pierna de los colectivos de personas desaparecidas, quienes han denunciado que Jehú Salas no tiene ni la capacidad como abogado, ni la habilidad política que le demanda el cargo de Secretario General. Dicho en castellano, la pregunta que lanzo es: ¿si el señor Salas no puede sacar un wey de la milpa? para que le estamos pagando. Al final del día, eso también es corrupción y fuchi, caca.