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Por Saúl Monreal Ávila

Este momento histórico en nuestro país representa una importante coyuntura cuando inicia, con el paulatino regreso a las actividades a las que todo mundo se dedicaba hasta hace unos meses, la construcción de una nueva normalidad, sin embargo, podemos preguntarnos ¿hacia dónde vamos?

Es evidente que la llegada de la pandemia del COVID-19 a nuestro país ha puesto en relieve rezagos de décadas, el bajo nivel de ingreso de los trabajadores, las deficiencias en nuestro sistema de salud, en el transporte público, en la educación de nivel básico y medio superior de las escuelas públicas, el hacinamiento de miles de familias por el diminuto tamaño disponible en sus viviendas de interés social, y la nula confianza y credibilidad en las instituciones, entre otras mas, al punto que ya las consideramos normales y parte de nuestro modus vivendi.

Entendemos que se han quedado en casa quienes de un modo u otro tiene ahorros o un ingreso, también quien si tiene manera de trabajar en ella, sin embargo, a pesar de que aún no es seguro que la sociedad retome sus actividades normales, ya la inmensa mayoría no tiene posibilidades de continuar confinados en sus hogares, al haber agotado sus reservas de dinero para subsistir, por lo que es inevitable que por lo menos de una forma gradual o escalonada se reinicien las actividades productivas en los sectores que se han considerado viables, en esta etapa de la pandemia, que según las previsiones de autoridades sanitarias, en la entidad tendría su momento más alto de contagios entre el 15 al 23 de junio, previendo que hasta principios de agosto comenzaría a decrecer.

Es importante que, a partir de ahora, con el reinicio de actividades, la gente cobre conciencia de su propia responsabilidad de cuidarse, ya que de no tomar cada uno de nosotros las medidas de sana distancia y protección personal, la nueva convivencia social en el trabajo, en las actividades a realizar en cada salida de nuestra casa, puede redundar en un contagio de este virus, del que aún se sabe poco más allá de su capacidad de contagiarse y su morbilidad, y aun no se dispone de un tratamiento que brinde seguridad, por lo que estamos convencidos que de no hacerlo, pronto todo mundo tendremos contagiados o fallecidos a causa de esta peste, por lo que como hemos venido insistiendo hasta el cansancio, el virus es muy real, y no queremos que se den cuenta de ello hasta que estar confinados en una cama de hospital, sin acceso a la familia y en caso extremo, morir en la soledad de un cubículo frío y aislado.

Por nuestra parte, además de las medidas que hemos implementado para evitar los contagios, estamos ya trabajando en los protocolos que cada una de las áreas en la Presidencia Municipal de Fresnillo tendrán que aplicar para un regreso lo más seguro posible, la próxima semana. También hemos acordado con las autoridades que integran la mesa de reconstrucción de la paz medidas para afrontar el otro grave problema, la creciente inseguridad que se suma a los retos que todos y cada uno de nosotros ya estamos enfrentando en este momento histórico, y que se deben de ver reflejadas a partir de ya en nuestro territorio Fresnillense, lamentamos los asesinatos de jóvenes que se han suscitado, por lo que queremos y estamos haciendo lo que está en nuestra mano para que las diferentes dependencias involucradas en la seguridad hagan sentir su presencia y haya resultados tangibles.

En el paso desde el confinamiento en nuestras casas, hacia esta nueva etapa de convivencia social, donde un indeseable invitado como el coronavirus COVID-19 ya forma parte de ella, nos debe hacer valorar nuestra propia fragilidad como seres humanos, sabemos que, aunque un gran porcentaje de gente que se contagie podrá transitar de manera casi o francamente asintomática, muchos si podrán verse afectados e incluso morir, por lo que la sana distancia aún no ha terminado, sino que está más que nunca vigente, junto con el uso de desinfectantes en manos y el frecuente aseo de ellas con jabón, así como en nuestros espacios en los que vivimos. Esto puede prolongarse hasta que existan tratamientos y vacunas para curarnos e inmunizarnos, por lo que la limpieza debe ser ya no solo un buen habito, sino una prioridad que debemos considerar herramienta de supervivencia.

Es claro que los gobiernos competentes en el tema de la salud tomaran experiencia de esa situación, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo, y el anuncio de 30 mil becas por el Presidente Andrés Manuel López Obrador para que connacionales puedan estudiar medicina en otros países es consecuencia de ello, seguramente podremos atestiguar que se tendrán otros enfoques en el tema de la salud, y que más allá de que en su momento se desarrollen vacunas y tratamientos que lleguen a curar esta enfermedad, deberán fortalecerse los sistemas de salud en todo el mundo, y seguramente así será, ya que nuevas enfermedades pueden surgir de la misma manera, antiguas enfermedades pueden resurgir, como ha sucedido con el sarampión, el dengue, la lepra, entre otras, por lo que la salud ya se ha convertido en un renglón urgente y prioritario.

Habremos de ver otras formas de interrelacionarnos, hacer compras de otra manera, caminar si es posible o utilizar vehículos de menor impacto ecológico para trasladarnos en la medida de lo posible y pasar más tiempo en nuestras casas con nuestras familias, es decir, la nueva normalidad de la que tanto se habla, pasa por un cambio de hábitos de todo tipo, ya que habremos de adaptarnos a la nueva realidad, esta peste esta entre nosotros y no se ira por mucho tiempo, y habremos de aprender a convivir con ella para sobrevivir, ya que no sabemos hasta cuando llegue la cura.

saulmonrealavila@hotmail.com
Presidente Municipal de Fresnillo