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Venezuela o México y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Por: Jenny González Arenas

El Consejo de Derechos Humanos es un órgano subsidiario de la Asamblea General de las Naciones Unidas, cuya función, entre otras muchas, es vigilar el respeto a los derechos humanos en el mundo; bajo ese escenario, en el último periodo ordinario de sesiones, llamo fuertemente la atención, en los medios de comunicación nacionales e internacionales el informe presentado sobre la situación de los Derechos Humanos en la República Bolivariana de Venezuela.
En dicho informe se señala la falta de autonomía de los órganos jurisdiccionales, la falta de transparencia en el nombramiento de los jueces, la sobre explotación laboral de niños, niñas y adolescentes, la prostitución, la severa afectación de la situación actual a los Derechos de las mujeres y las niñas, así como la vulneración de los derechos de las minorías y como todo lo anterior se ve agravado por la crisis sanitaria en la que se encuentra el mundo.
Era de esperarse que un informe de esa naturaleza causara alarma ante las miradas de los países del mundo, sin embargo, mayor alarma causó el resultado de la votación sobre la posibilidad de prolongar dos años más la misión especial para la investigación de las violaciones a derechos humanos en Venezuela.
Ante un informe que plantea actos violatorios a derechos humanos ya por demás conocidos, 22 de los países miembros del Consejo de Derechos Humanos se abstuvieron, sus razones tendrán y volveremos a este punto, mientras otros 22 países votaron a favor y 3 de ellos, uno de los cuales fue Venezuela, votaron en contra de continuar la misión de investigación.
Retomando el tema de las abstenciones, una que nos debe llamar la atención es la de México que, a partir del gobierno de Andrés Manuel, ha asumido una política exterior inestable que no logra establecer claridad sobre la postura que asumirá nuestro país en escenarios internacionales.
Para muchos expertos en derechos humanos, el informe presentado y la solicitud de ampliación del plazo para la investigación se justifica plenamente por el sinnúmero de violaciones a derechos humanos en Venezuela, que van desde las violaciones a derechos individuales, hasta la violación a derechos humanos de orden colectivo y difuso.
Sin embargo, la postura de México, parece ser más una postura de prevención que una postura de indiferencia, puesto que independientemente de si el gobierno mexicano es o no simpatizante del régimen Venezolano, la lectura del informe pareciera un llamado de atención sobre lo que se esta gestando en México, puesto que cuando hablan de persecución política, de falta de autonomía de poderes, de violaciones a los derechos de los grupos vulnerables, de la violación al derecho de acceso a la justicia a las víctimas de violaciones a derechos humanos, de la crisis económica y social acentuada por la pandemia, de los desplazamientos internos forzados, pareciera que es un saco que tarde o temprano le quedará a México como traje a la medida.
Por ello es que, criterio muy personal, pareciera que la abstención de México en el Consejo de Derechos Humanos, no es por la supuesta carga política del informe, sino una invitación a que, si México hoy se abstiene de entrometerse en los asuntos de los demás países, espera lo mismo cuando sea nuestro país el que se encuentre en el banquillo de los acusados.
Ante esta reacción de nuestro país, frente a la reacción de otros países también del continente, es alarmante lo que se pueda estar gestando en México y que sólo algunos mexicanos lo están vislumbrando.