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El club de Toby.
Por: Jenny González Arenas

En el umbral de un proceso electoral universitario, que se ha diseñado bajo la modalidad electrónica, por más arbitrario y discriminatorio que pueda parecer, nos encontramos con una aberración todavía mayor: la discriminación de las mujeres.
Desde hace ya muchos años en nuestro país se han implementado acciones afirmativas encaminadas a que las mujeres como grupo histórica y sistemáticamente discriminado, puedan ir accediendo de manera paulatina a puestos de mayor representación o de mayor jerarquía en la escala de administración y poder. Lamentablemente, la Universidad Autónoma de Zacatecas parece ser ajena a toda esa dinámica y pareciera que aquí, al interior de la Universidad, el tiempo se detuvo y las mujeres siguen sin tener participación plena en los espacios de toma de decisiones.
En fechas recientes, la Comisión Electoral Universitaria de la UAZ publicó información relativa a que el padrón electoral preliminar de la UAZ está conformado por un 54 % de mujeres y un 46 % de hombres. Desde la perspectiva del votante, se pudiera entender que las decisiones pues, están en manos de las mujeres, pero, desde la perspectiva del votado, del aspirante a un cargo dentro de la Universidad, la realidad es que la mayoría de los puestos a cuya elección se está convocando serán hombres.
Históricamente, la Universidad no ha tenido una Rectora, y las planillas que integran los ahora candidatos a la rectoría están conformados mayoritariamente por hombres, los órganos colegiados como consejos universitarios, de área y de unidad, también han tenido, históricamente una integración mayoritariamente masculina y, no se diga las direcciones de las deferentes unidades académicas, a excepción de algunas que por la propia naturaleza, histórica también, de la profesión son mujeres, como el caso de la Unidad Académica de Enfermería, contadas son las mujeres que acceden a espacios de dirección o de administración.
La pregunta sería: ¿porqué la UAZ no integra dentro de sus convocatorias cuotas de género, como se hace en las elecciones federales o locales? Las respuestas pueden ser muchas y muy variadas, pero todas tienen un elemento en común que, en la academia, como en la vida política, la mujer ha sido sistemáticamente discriminada y les cuesta mucho trabajo a los grupos políticos en la Universidad, ceder el control y permitir que las mujeres participen en la toma de decisiones.
Es desafortunado que, siendo mayoría en el padrón, no se logre que las mujeres se vean representadas en esa misma proporción en los espacios de tomas de decisiones, pero más lamentable aún que un grupo de hombres sean quienes decidan el futuro de la Universidad y que releguen a las mujeres a participar en pocos espacios siempre y cuando esos no involucren espacios de decisión.
Mi reconocimiento a todas aquellas mujeres universitarias que día a día desarrollan sus actividades académicas, desde un salón de clase, desde un laboratorio o desde una oficina, pero también un llamado a que todas impulsemos a que en la universidad se implementen acciones afirmativas que permitan que cada vez sean más y más mujeres las que participen en espacios de decisión en la toma de decisiones al interior de la Universidad.
Debemos de impulsar acciones encaminadas a que la UAZ deje de ser el club de Toby y se convierta en un verdadero espacio para la diversidad, el debate responsable de ideas y de dialogo. Las mujeres universitarias tienen la capacidad, en el ámbito de su desarrollo profesional, para aportar a la conducción de la vida universitaria, no solo desde los salones de clases o los laboratorios, también desde las oficinas de la administración central y las direcciones.