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El ejercicio del voto no es cualquier tema
Dra. Verónica Arredondo*

Sabemos que somos ciudadanos de un país, de este país, porque alguien nos lo ha dicho alguna vez. Somos poco conscientes de lo que ello significa ¿Qué es ser ciudadano? Hace no tantas décadas la mitad de la población de México carecía de ciudadanía. Las mujeres no tenían derechos políticos, no podían acudir a las urnas a elegir quién las iba a representar. Los ciudadanos tienen derechos, pueden ejercerlos, tienen obligaciones, se rigen y someten a las leyes. El concepto de ser ciudadano es un tratado sociopolítico y legal de significado variable pero que más o menos se explica a partir de que una persona tenga derechos políticos, económicos, sociales, y que se someta a las leyes que imperan en el Estado que le ha otorgado la ciudadanía. Es decir, una persona que sea considerada ciudadano(a), podrá desarrollarse dentro de la sociedad, la cual lo dotará de las herramientas necesarias para este fin. Como ciudadanos(as), nos encontramos en la víspera del proceso electoral más grande que haya tenido esta nación, tenemos la oportunidad y la responsabilidad de responder cómo es debido. Y si tenemos la información adecuada, podremos elegir la mejor opción; aquella que continúe con los avances que nos han fortalecido en todos los rubros de la vida.
Pero vayamos por partes
Somos ciudadanos(as) porque nacimos, crecimos y nos desarrollamos en un país que se rige de forma democrática. Una democracia que consiste, entre otros argumentos, en que tenemos un gobierno que es elegido cada periodo mediante el voto directo de quienes tienen derecho a votar. Los ciudadanos(as) que se postulan a ejercer un cargo lo pueden hacer mediante plataformas partidistas que representan ciertas ideas. Otro grupo de ciudadanos(as) se encarga de organizar, supervisar y guiar la logística de los procesos electorales. Y los ciudadanos(as) que cuenta con todos los elementos para considerarse ciudadanos(as), pueden ejercer su sufragio el día de las elecciones. Es decir, el proceso electoral está estructurado como una maquinaría ciudadana que funciona para que podamos tomar la elección más adecuada de cómo vamos a caminar como nación los próximos años. Podemos equivocarnos, podemos acertar, pero debemos de tener claro que esto nos compete a todas y todos y que es nuestra responsabilidad actuar de una manera cívica y honesta.
Cada proceso electoral nos acercamos a llevarlo a cabo de una manera más organizada, a obtener mejor resultados cuantitativa y cualitativamente. Hemos perfeccionado nuestro sistema al grado de facilitar la participación ciudadana en todos sus niveles. Contamos con un órgano que transparenta las cuestiones relacionadas a las elecciones, diversas opciones partidistas, medios de comunicación que nos llevan las propuestas de los candidatos y candidatas, militantes de las partidos que hacen las veces de voceros y también nos informan de las plataformas que presentan.
Desde luego, no podemos dejar de pasar por alto el escenario excepcional en el que nos encontramos inmersos. Todavía no podemos cantar el alirón respecto a la pandemia causada por el coronavirus. Es cierto que a nivel nacional y mundial el virus parece ceder terreno gracias a la prácticas de sanidad y a las campañas de vacunación, pero no podemos bajar la guardia porque no conocemos del todo cómo se desarrollará el fenómeno lo que resta del año. Por eso es importante que sigamos usando los cubrebocas, gurdando la sana distancia, lavándonos las manos, el día que acudamos a ejercer nuestro voto. Porque de eso se trata este texto que presento, que acudamos a participar del periodo electoral.
La responsabilidad de votar
Durante gran parte de la nuestra historia como nación, la elección de nuestros gobernantes nunca estuvo en las manos de los ciudadanos. Como sociedad, hemos tenido que crecer y evolucionar para que ello fuera posible. Hasta hace pocos años, solo existía una opción en el poder. Y es ahora cuando se nos presentan las oportunidades reales de participar, de elegir, de consolidar, de hacer, de construir y de resignificar lo que representa ser un ciudadano pensante que puede expresar de distintas formas su opinión.
Ejercer el voto no es cualquier tema, es un acto de responsabilidad que se hace necesario para que la población vea representados sus deseos, sueños e inquietudes a través de los ciudadanos que fungirán como funcionarios en los distintos cargos de elección popular. La responsabilidad de votar implica que nos informemos bien de las propuestas de los candidatos por los que optamos. Pero para informarnos es necesario que nos planteemos que es lo que queremos como individuos y como sociedad; es necesario que imaginemos el futuro, que establezcamos una ruta. A partir de eso, podremos saber si lo que nos propone tal partido, representa realmente lo que necesitamos. Ejercer el voto de forma responsable comienza primero con un compromiso personal y con la gente con la que convivimos, para después, hacer uso de la ciudadanía, una figura cívica y legal por la que muchas generaciones lucharon, participando en las elecciones.
Salgamos, votemos, cuidémonos. Podemos seguir creciendo como sociedad y desarrollándonos como nación si somos capaces de entender que para exigir un país más justo, políticos honestos y capaces, tenemos el deber de participar no solo en las elecciones sino en otros escenarios donde ejerzamos la ciudadanía.
También quiero agregar que me da gusto saber cuántas mujeres candidatas a cargos público se presentan para esta elección. No era concebible que la mitad de la población no estuviera representada en las cámaras del gobierno, en las gobernaturas, en el ejecutivo. Es una gran alegría y triunfo que las mujeres accedamos a lugares que nos tenían prohibidos. Y si ese escenario no es garantía de nada, sí se expone como un paso más adelante como sociedad y país.

*La autora es profesora-investigadora de la UAZ y directora de Sin Sesgo Consulting S.C., especialista en el área de preferencias, elección social y sistemas electorales.