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Regreso a clases.
Por: Juan Carlos Girón Enriquez

Más de un año ya, hace que abandonamos las aulas por miedo a un virus desconocido, en aquellos momentos no sabíamos como se contagiaba y mucho menos esperanza teníamos de una vacuna. No queríamos infectarnos y el gobierno nos mando a casa.
Ahora, ya sabemos como se contagia, ya hay vacuna, no para evitar contagiarnos, pero si para disminuir los síntomas y las secuelas. La pregunta es ¿Será momento de volver a las aulas?
Muchos nos sentimos con derecho a opinar o creemos tener la verdad sobre el tema, pero hay tres grupos fundamentales que deben tener en cuanta antes de tomar la decisión: a) los alumnos, b) los maestros, y c) los padres de familia.
Pero no se trata de preguntarles a ellos si quieren regresar o no a clases, o de hacerlos firmar una carta responsiva, sino de que los expertos en salud pública, no los del Estado, unos expertos que sean verdaderamente independientes de la política y de los intereses de quienes hoy están en el poder, que sean esos expertos independientes quienes les digan a los alumnos, a los maestros y a los padres de familia de los riesgos o ventajas del regreso a clase, de los protocolos de salud y las medidas que se deberían llevar a cabo, que se les proporcione la información adecuada y que, una vez realizado eso, sean ellos quienes decidan, pero la decisión no es si asumen o no asumen el riesgo, sino si existe la capacidad de llevar a cabo todas las medidas y protocolos necesarios para que se regrese a clases en las mejores condiciones posibles y con los menores riesgos.
Porque si, todos podemos opinar, pero no tenemos ni los elementos ni seremos los que estaremos en el salón de clase con 40 niños o probablemente tampoco somos los padres de familia de esos niños, y muchos podrán decir que nada ganamos con explicarles a los niños porque ellos no entenderían pero, en primer lugar, no debemos subestimar a los niños porque ellos son capaces de entender y de asimilar, probablemente, más cosas que algunos adultos y, por otro lado, los expertos deberán proporcionar información acorde a la edad y el grado de escolaridad de los alumnos y acorde a las necesidades de los padres de familia y de los maestros, no se trata solo de encapricharse con un regresar por regresar.
Pero tenemos que hacer un énfasis en la autonomía e independencia de los expertos en salud pública, en epidemiología, en medicina, porque esa independencia marcará la pauta de la información que se proporcione. Nunca será la misma visión la de un empleado del gobierno que la de un agente autónomo, porque el primero estará sesgado por los intereses de quien le paga el sueldo, el segundo tendrá como guía de su actual un punto de vista científico, crítico, independiente y, sobre todo, objetivo y esa objetividad es la clave para tomar la decisión que más convenga a la población en su conjunto.
Probablemente para abrir las escuelas sea necesario cerrar los bares o los centros comerciales, pero eso no se les ha ocurrido a las autoridades, los intereses económicos han estado por encima de la salud de la población y, por lo visto, también por encima de la educación, pero es solo una opinión que como muchas otras, puede estar equivocada, pero algo se ha de aportar a la discusión.

Docente Investigador de la Unidad Académica de Derecho de la Universidad Autónoma de Zacatecas. E-mail: giron705@hotmail.com