Skip to main content

Hablemos de Jubilación docente.
Por: Jenny González Arenas.

Este año y medio de pandemia ha impactado drásticamente nuestras vidas. La salud emocional, la salud física, el entorno social, todo se ha modificado y muchos creemos que nada volverá a ser igual.
Muchas veces antes dijimos que cuando regresáramos a la “normalidad” ya no seríamos los mismos que nos fuimos al distanciamiento, muchos ya no regresarán. Algunos de ellos porque fueron parte de las víctimas fatales de la pandemia, pero muchos otros porque dada su edad y los años de trabajo, tuvieron la oportunidad o la necesidad de jubilarse o retirarse de su empleo.
El sector salud y el educativo son los que probablemente más han resentido esta situación. En el caso de la docencia, muchos maestros que no habían siquiera pensando en retirarse, tomaron la decisión de forma repentina ante la necesidad de aprender a dar clases desde una computadora o una tableta.
La jubilación docente es un derecho, que muchos deciden ejercer no necesariamente en el momento en el que les corresponde, puesto que la docencia es una labor tan noble, que gran cantidad de maestros permanecen dando clases por muchos más años de los que la ley los obliga, antes de poder acceder a una jubilación.
Pero la jubilación no es solo un derecho, es un evento para el cual el ser humano debe estar preparado al menos mentalmente, puesto que implica un cambio radical de rutina, los maestros dejarán de levantarse todos los días a la misma hora para llegar a tiempo a recibir a los alumnos, deberán dejar de lado los lápices y los programas y calendarización de actividades, que eso pudiera ser lo más sencillo, también deberán hacerse a la idea que ya no verán a sus compañeros de trabajo, ya no convivirán con los niños o los adolescentes con los que trabajaban diariamente, ya no serán parte de los logros de las nuevas generaciones ni se sentirán culpables por aquellos niños que se quedan en el camino, y es eso, el contacto social, la convivencia, la que un docente jubilado empieza a extrañar. Para eso es para lo que hay que prepararse antes de la jubilación.
Pero si esa jubilación llega forzada, no porque el estado te este obligando a jubilarte, sino porque las condiciones de la pandemia te obligan a trabajar de una manera en la que, por simple brecha generacional, no sabes como trabajar y si durante ese proceso de jubilación sabes que estarás aislado socialmente porque la política pública para la protección de la salud obliga al distanciamiento social, entonces el escenario es desalentador, porque todos esos docentes que se están jubilando a causa de la pandemia, no lo querían hacer, no estaban preparados para ello y las nuevas condiciones de trabajo los están obligando.
A la par del desgaste emocional que puede causar esta situación, el Estado debería estar tomando medidas, porque no se trata de que un maestro se jubile y se contrate a otro para que lo cubra, implica el costo de las pensiones que no estaba contemplado, implica el costo de las nuevas contrataciones que tampoco estaba presupuestado, es decir, la sorpresa con la que llegó la pandemia no afecta solo la esfera laboral de una y otra persona, sino que impacta en el presupuesto de un país que se encuentra en una crisis derivado de la suspensión de actividades económicas provocada por la política de distanciamiento social.
Seamos realistas, muchas cosas han cambiado, nada volverá a ser igual, pero no podemos hacer de cuenta que hemos salido victoriosos de la pandemia como lo dicen en las mañaneras, porque el día que se haga un recuento de los daños, al menos en el sector docente, sabremos cuantos maestros perdimos por la enfermedad y cuantos se retiraron por la modalidad de clases virtuales, no solo por no contar con las habilidades tecnológicas, porque muchos pudieran saber usarlas, pero no contaban con los medios para hacer uso de la tecnología en el centro educativo en el que se encontraban asignados.
La realidad de México es tan distinta en todas sus latitudes que no tenemos una cifra real que nos diga cuantos maestros se fueron porque la modalidad de clases en línea no era una modalidad que ellos pudieran trabajar o porque las escuelas en las que ellos estaban asignados no tenían línea para conectarse a las clases. Lo que si es una realidad es que la cantidad de docentes que inició su trámite de jubilación fue mayor de lo que se esperaba y eso impacta en el presupuesto de egresos; no fue una decisión personal de cada docente que debamos ignorar, es una situación que se debe abordar desde una política pública específica.