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Depresión Navideña
Adriana Bujdud Nassar*

Llegó la época decembrina con todo y sus festejos, cenas familiares, convivios con amigos y compañeros de trabajo, donde todo mundo anda de buenas y derrochando amor y buena vibra a diestra y siniestra.
Pero no todo es miel sobre hojuelas para todos, hay personas que estas fechas no son del todo agradables, llevaderas o simplemente no es de su gusto (esto es muy válido)
La llamada depresión decembrina o blanca, como también se conoce, sucede en la época invernal del año. Principalmente porque es este periodo cuando coinciden factores ambientales, neurobiológicos y hasta sociales que contribuyen a que uno sea más vulnerable a deprimirse y a sentir cierto decaimiento emocional. El constante bombardeo en medios masivos de comunicación nos hacen creer que es un mes llevo de puras cosas buenas y positivas, donde debemos comprar artículos para regalar y que según qué tantos obsequios recibamos, va en proporción al afecto que nos tienen.
Así hemos sido programados, para recibir, gastar, incluso a convivir con gente que no queremos, sean familia o no. Así pues, esto provoca ansiedad, disgusto y hasta malestares físicos. Es muy válido estar triste porque la mayoría de las veces es por razones personales, por pérdidas de seres queridos, por malos momentos vividos en esta época y se crean anclajes emocionales no positivos.
Alguna de las recomendaciones fundamental es que, más allá de los mandatos familiares y sociales, cada persona decida cómo quiere pasar la Navidad. Esto consiste, sobre todo, en evitar los compromisos y las obligaciones que no nos hacen sentir bien.
El practicar ejercicio también ayuda a mantenernos más equilibrados y concentrados, generamos endorfinas y eso es muy saludable apara nuestro cerebro. De igual forma hacer cosas que nos distraigan como ir al cine, salir con amigos, dibujar, tener contacto con la naturaleza, las mascotas son de gran ayuda.
Cualquier consejo lo deben tener en cuenta no solo quienes sufran o se crean en riesgo de sufrir la depresión navideña, sino también las personas de su entorno. Es fundamental que entiendan que el otro no se siente bien en Navidad, que estas fechas lo ponen triste, y que por eso no quiera participar de ciertas actividades. Esto aliviará, sin dudas, los síntomas negativos.
Hablamos de empatía y solidaridad, estos valores son el mayor motor de cualquier ser humano, al darlo y recibir. Y lejos de criticar o crear juicios hacia las personas que están en esta situación, den algo positivo, no nos cuenta nada extender la mano en apoyo.
Cada quien disfrute estos días como mejor le parezca, seamos respetuosos y cálidos.
Felices, tranquilas y amorosas fiestas navideñas.

*Consejera de Imagen Profesional.