Skip to main content

DEL DESAMOR A LA REVOCACIÓN

Nota Espe_culera
By Syres

Desde el 14 de septiembre del 2021 se promulgo su Ley Federal para la revocación de mandato. Esta ley tiene como objeto regular y garantizar el ejercicio del derecho político de los ciudadanos a solicitar la revocación de mandato del Presidente de la República. Con una redacción casi narcisista, Andrés Manuel López Obrador se atuvo a que, formulando una pregunta capciosa, conservará la confianza del electorado.
La pérdida de confianza es una figura que viene del Derecho Laboral, y que sostiene que cuando existe un motivo razonable para la perdida de la misma, de acuerdo a importancia de las funciones desempeñadas por el trabajador, la falta de confianza como elemento principal de relación del trabajador con el patrón, basta que el padrón argumente que esa confianza se fracturó, para que exista una causa que imposibilite que la relación entre ambas partes.
Bajo esta misma lógica se redactó la Ley Federal de revocación de mandato. Siendo suficiente que la ciudadanía –entendida como quienes votaron por el Presidente- pierdan la confianza en como su Presidente lleva el rumbo del país para que el Instituto Electoral del Estado inicie los trabajos para la votación sobre la permanencia o no del mandatario.
Curiosamente, esta ley solo es aplicable para el Presidente de la República, y la regla es que se ejerza este derecho los primeros tres meses del cuarto año de gobierno. Desde esta perspectiva, esta ley fue alevosa, pues nos obliga a soportar al mandatario la mitad de su periodo constitucional y solo es aplicable para el Presidente, dejando fuera a los demás cargos de elección popular como los Senadores, Diputados, Gobernadores y Presidentes Municipales.
Como leemos, la pérdida de la confianza, es un detonante poderoso para la terminación de cualquier relación interpersonal, la falta de principios y expectativas en una relación crean inseguridad, codependencia e incluso abandono. Cuando se siembra desconfianza hay baja tolerancia a la incertidumbre y aparece la inquietud y el desasosiego.

Yo no sé querido lector, pero si le paso como a mí esta idea romántica de que el amor, la amistad y las relaciones requieren confianza, me sentí obligado a analizar la relación que tenemos los zacatecanos con David Monreal, y reconozco que bastaron cinco meses para que la relación acabara convirtiéndose en la peor de las relaciones que los ciudadanos hemos tenido. Con un noviazgo (campaña) vergonzoso y un matrimonio (gubernatura) sin amor, la pérdida de la confianza ya se apoderó de la relación gobernante-gobernado que existía en julio, y como vemos, esta relación ya no se puede recuperar, dicho en otras palabras, el amor se nos murió. Y frente a un divorcio inminente, donde solo habrá de definir quién se queda con los hijos, la casa y con el perro, surge una pregunta para nuestros Legisladores, ¿no creen que urge una Ley Estatal para la revocación de mandato? y poner de una vez los cimientos de una disolución que a todas luces ya es inminente.