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El Estado nos está matando.

Por: Jenny González Arenas

Como bien sabemos, el menoscabo de los derechos puede ser por acción o por omisión. Cuando hablamos de la violencia contra las mujeres, me atrevo a afirmar que la muy lamentable cifra de mujeres que pierden la vida en nuestro país es por culpa del Estado, ya sea por acción o por omisión.
El Estado Mexicano ha sido incapaz de garantizar la seguridad de las mujeres en nuestro país. Muchos podrán decir que los hombres también mueren y tienen razón, pero no se trata de discutir si mueren más hombres o más mujeres, sino de la falta de capacidad del Estado para implementar políticas públicas destinadas a la protección de un grupo en situación de vulnerabilidad que son las mujeres.
Cualquier Estado y México no es la excepción, está obligado a implementar acciones encaminadas a garantizar la seguridad, la vida digna, el respeto y desarrollo de todos sus habitantes, así como de establecer estrategias que le permitan potencializar esos mismos derechos en aquellos grupos que se encuentren en una situación de vulnerabilidad; tal es el caso de las mujeres.
Cuando vemos lo que sucede en nuestro país día con día, aparecen cifras alarmantes sobre las mujeres que mueren víctimas de violencia y de la delincuencia, en sus hogares o fuera de ellos, y buscamos a la mano ejecutora, es decir a aquella persona que pudo haber causado directamente la muerte de esas mujeres. Pero hay detrás un gran aparato que no vemos y que también es directamente responsable de que muchas mujeres pierdan la vida, ese es el Estado.
El Estado en México no ha encontrado la manera de garantizar el equilibrio entre el desarrollo económico, social y sustentable; esa falta de equilibro es la que le está costando la vida a muchas mujeres en nuestro país y no vemos acciones claras encaminadas a dar una pronta solución a este problema.
Se habla de impunidad, la falta de castigo es uno de los grandes problemas, porque las autoridades han sido incapaces de dar resultados en este rubro, muchos de los delitos que se cometen contra de mujeres difícilmente son castigados y eso motiva el descontento social y la desconfianza en las autoridades y claro que ahí está la responsabilidad indiscutible del Estado.
Pero también tenemos que hablar de prevención, porque si hay impunidad es porque el hecho está consumado, pero si se realizaran acciones efectivas, tendientes a evitar que el acto de vulneración se consume, entonces no tendríamos porque hablar de impunidad porque no se habría suscitado el acto delictivo. Puede ser que estemos hablando de una utopía.
La clave está en la “efectividad” de las acciones que se implementen para combatir las causas de la violencia, porque de ello dependerá que las acciones para combatir los efectos sean menos necesarias.
Ponemos demasiada atención en combatir los efectos de la violencia porque es lo que más nos está lastimando en estos momentos, pero sería importante comenzar la deconstrucción de las causas para así cambiar los efectos.
El único responsable de diseñar e implementar esas accione en estos momentos es el Estado, a través de políticas públicas implementadas en el momento y en los sectores adecuados, poniendo atención a todos los detalles de contexto y entorno.
Se habla de empoderar a las mujeres dándoles empleo, pero eso implicaría generar las condiciones para que las mujeres puedan ir y regresar a su trabajo de forma segura, con alumbrado y transporte público de calidad, con seguridad para que sus hijos estén en espacios seguros mientras las madres trabajan.
Se habla de educar para la igualdad, pero eso implica que las niñas y los niños asistan a las escuelas y que se implementen programas para ello. Y mientras esas generaciones crecen, tenemos que buscar la manera de ir formando a la juventud, a los padres y madres, a los abuelos y abuelas para que conozcan esa educación para la igualdad que están recibiendo sus hijas e hijos, sus nietas y nietos, porque de nada sirve enseñar algo en la escuela sin que esto permee en el hogar.
Muchas organizaciones de la sociedad civil están haciendo su parte, pero todos los esfuerzos son insuficientes cuando nos encontramos frente a un Estado que antes de escuchar una manifestación, levanta muros de contención para que la ciudadanía no se acerque al gobierno, minimiza su lucha, nos invisibiliza.

Docente-Investigadora UAZ