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Regresar a la normalidad.

Por: Juan Carlos Girón Enriquez

Poco a poco, el semáforo “verde” ha sido el pretexto para que las cosas vayan regresando a lo más cercano que se pueda a la “normalidad” que vivíamos antes de la pandemia.
No es sencillo para nadie, los jóvenes se acostumbraron a la soledad de su casa y regresar a un salón lleno de compañeros les genera un poco de desconfianza, los maestros nos acostumbramos a estar en pantalla y regresar a las aulas con cubrebocas no es sencillo, pero siempre es reconfortante volver a estar cerca de los estudiantes, pero a varios actores no les conviene este regreso a la “normalidad”.
El Estado de Zacatecas cambió de gobierno a media pandemia y, a pesar de que se llevó a cabo una campaña electoral, los mítines y los actos de campaña no fueron multitudinarios como en otras ocasiones y la participación social en las elecciones tampoco se caracterizó por ser excepcional. Eso deja un extraño sabor de boca, una sensación de falta de legitimidad.
La rectoría de la Universidad y el Sindicato del Personal Académico de la UAZ también se renovó durante la pandemia y, de igual manera, la participación fue escasa, muchos universitarios indiferentes ante los procesos que se llevaron a cabo, porque su propia situación familiar derivada de la pandemia tuvo estragos que fueron complejos para todos. Eso también sabe a deslegitimación.
El regreso a la normalidad trae consigo que la convivencia de los diferentes actores se normalice, nunca será lo mismo una reunión virtual que una charla presencial, la confianza del contacto personal abre los canales de comunicación y permite que el intercambio de ideas fluya de manera natural y con ello abrimos los ojos a la realidad que ahora nos aqueja y nos preguntamos ¿qué fue lo que pasó en estos dos años? Y nos damos cuenta que la respuesta no nos está gustando.
En estos dos años el transporte público y la calidad de los servicios no mejoró, no hubo una estrategia de seguridad pública que permitiera el regreso seguro a la “normalidad”, las autoridades son indiferentes a los problemas sociales porque pensaron que seguiríamos encerrados en nuestros hogares y no nos daríamos cuenta de lo que está sucediendo.
La falta de legitimidad de los actores al interior de la Universidad ha convertido este regreso parcial a actividades académicas en una bomba de presión que está a punto de explotar y todo, porque la miopía generada durante la pandemia, no los deja ver que están equivocando las decisiones y que, si estuvimos aislados por dos años, en estos momentos tenemos ganas de coincidir y de dialogar.
Muchos nos dimos cuenta de las carencias, de las deficiencias, de los estragos que causó la pandemia y estamos reaccionando ante el desdén de las autoridades, pero si no lo quieren ver así, no hay problema, la sociedad no está dispuesta a guardar silencio una vez más.
Ahora las voces comienzan a escucharse y poco a poco el sonido se volverá tan ensordecedor que nadie lo podrá callar y no tendrán más remedio que escucharnos.
La apatía y la indiferencia ante el foro de reforma también es una forma de manifestar descontento.
Ayer fuimos los docentes universitarios, hoy el magisterio, mañana los estudiantes universitarios a quienes también se les están vulnerando derechos.

Docente Investigador de la Unidad Académica de Derecho de la Universidad Autónoma de Zacatecas. e-mail: giron705@uaz.edu.mx