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Los 25 mil guatemaltecos y la xenofobia
Por: Claudia Anaya Mota

Como producto de la gira por Guatemala de el Presidente Andrés Manuel López Obrador, la cancillería mexicana dio a conocer el acuerdo para que 25 mil guatemaltecos que participan en uno de los programas emblema de este administración, “Sembrando Vida”, coticen ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Este acuerdo no es nuevo, sino que se deriva de la Resolución 35 firmada hace 71 años por nuestro país y que hace referencia a la “Seguridad Social de trabajadores migrantes que laboran en países extranjeros” de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS).

La CISS es un organismo técnico internacional fundado en 1942 que tiene como principales objetivos: i) Promover la cooperación entre instituciones de Seguridad Social en latinoamérica; ii) Crear, fomentar y recomendar acciones en materia de seguridad social, para que estas se conviertan en políticas públicas gubernamentales y finalmente, iii) Impulsar la capacitación de personal especializado en salud pública.

Cabe mencionar que desde 2005, el Senado Mexicano aprobó el acuerdo para que en México hubiese una oficina de la CISS en la capital del país. Actualmente, dicha oficina se encuentra en la Alcaldía Magdalena Contreras al sur de la Ciudad de México y su objetivo primordial es lograr que la seguridad social sea un servicio que procure la salud y bienestar de las y los trabajadores y sus familias.

Poco se sabe de estos antecedentes y quizá, derivado del desconocimiento de estos acuerdos, en las redes sociales fui testigo de expresiones xenófobas hacia las personas de origen centroamericano. Yo no veo ningún problema que un trabajador o trabajadora con visa de trabajo validada ante el Instituto Nacional de Migración tenga acceso a las prestaciones económico – sociales que tiene cualquier persona que labora legalmente en nuestro país; el problema es que se ofrece el acceso a servicios de salud que no tienen ninguna garantía de atención de calidad y menos, de brindar medicamentos en caso de padecer alguna enfermedad crónica o derivada de un riesgo de trabajo.

Luego entonces, el problema no son las y los trabajadores guatemaltecos que ya están cotizando ante el Instituto Mexicano del Seguro Social, el problema es que nuestro instituto de seguridad social está mermado, brindando pésimos servicios de salud a las familias mexicanas y ahora, las familias centroamericanas, también padecerán de esta ineficacia gubernamental.

Todos hemos sufrido en carne propia la falta de insumos médicos que son tan básicos como gasas o algodón, ni qué decir cuando en este espacio hemos hablado ampliamente del fracaso del sistema de distribución de medicamentos del cuadro básico y de medicamentos controlados, aún y con todo que a las empresas y a sus empleadas y empleados, se les descuenta puntualmente y mes con mes el costo de este servicio.

Es preocupante que esta decisión de incorporación de extranjeros se dé en una coyuntura tan delicada, es decir, cuando hay la intención de implementar un nuevo sistema de salud donde las personas que no cuentan con un empleo formal y por ende, no cotizan ante ningún sistema de seguridad social tengan acceso a los servicios a través del modelo “IMSS Bienestar”, modelo que evoluciona luego del fracaso de lo que conocimos como INSABI y que bien a bien, no supimos de qué trató.

El problema no son los guatemaltecos, es el pésimo servicio del IMSS.

*Senadora de la República.