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Mayo de reflexión.

Por: Jenny González Arenas.

Hace ya tiempo que da vueltas en mi mente la idea de que algo no está bien, me detengo y pienso que no todos los cambios son malos y que es, probablemente, mi negatividad la que me lleva a aferrarme al pasado y que debería aceptar la idea de cambio. Cuando eso sucede, volteo a mi alrededor y observo con detenimiento lo que veo: hambre, pobreza, marginación, vicios, delincuencia, desempleo, violencia, hartazgo, indiferencia, incluso flojera. Es justo en ese punto cuando compruebo que no es que sea negativa y me aferre al pasado, sino que, efectivamente algo anda mal.
Podemos comenzar a repartir culpas y decir que son problemas heredados que no son responsabilidad de esta administración y, en parte, podrán ser ciertas dichas afirmaciones, pero si tan seguros estaban de la crítica situación en la que se encontraba el país y el Estado ¿por qué se empeñaron sexenio tras sexenio en lograr el tan anhelado cargo?
Cierto es que todos los problemas han ido aumentando paulatinamente, pero estamos llegando a un punto en el que la situación es más grave de lo que era antes, se ha ido escalando de forma tal que el regreso a la paz, a la tranquilidad, a la certeza laboral, a la estabilidad, a la cultura del trabajo y del empeño, se ven lejanas.
El mes de mayo es un mes que llama a la reflexión de muchas cosas, porque se conmemoran fechas relevantes tanto en la cultura mexicana como en el desarrollo de la sociedad. El día del trabajo, el día de la madre, el día del maestro, el día del estudiante. Si pusimos atención a la lectura en ningún momento hago referencia a celebración, porque creo que ninguna de esas fechas tiene que celebrarse sino conmemorarse y llamarnos a la reflexión.
Un país y una entidad federativa como la nuestra en la que no hay generación de empleo, en la que la juventud no tiene opciones de trabajo digno y se tiene que conformar o con empleos informales o con trabajos mal pagados sin certeza laboral y mucho menos seguridad social, el día del trabajo se sufre, porque no hay trabajo y no hay políticas públicas encaminadas a la generación de empleo digno, acorde no solo a las necesidades de la economía sino a las características geográficas, climáticas y humanas con las que se cuenta en cada entidad. Una gran deuda de los gobiernos presentes y pasados es la generación de empleo de calidad. Un gran reto para gobiernos futuros es la generación de empleos de calidad.
En un país en el que las niñas y las mujeres desaparecen, víctimas de la delincuencia, donde muchas más son violentadas dentro de sus hogares y en los tiempos en los que vivimos en los que se han defendido tanto los derechos de las niñas, los niños y los adolescentes, que ahora mucha y muchos de esas niñas, niños y adolescentes se sienten con derecho de gritar y ofender a sus padres y se ha perdido todo el respeto por los adultos, las madres son víctimas de violencia de muchos hijos, son sobre explotadas en el hogar y en los centros laborales, celebrar el 10 de mayo es como decirles a las madres que sólo ese día pueden ser respetadas y el resto del año seguirán inmersas en círculos de violencia y peligro. La maternidad se debe respetar todo el año, no solo un día y se debe proteger a la mujer desde antes de ser madre, porque cuantas mujeres hay que han sufrido violencia obstétrica, pero también cuantas mujeres están en la cárcel acusadas de aborto cuando las condiciones precarias del trabajo las han obligado a abortar. Muchos temas relacionados con la maternidad son deudas pendientes de gobiernos anteriores y el presente, pero igual son retos para los futuros gobiernos.
El día del maestro tampoco es la excepción, porque antes el maestro era la figura de respeto, pero ahora se les denigra, se les humilla, trabajan bajo condiciones de riesgo, algunos en comunidades en donde la violencia y la delincuencia se hacen presente y el Estado no da garantías de seguridad a esos docentes. Ahora incluso este gobierno ha sido capaz de retener su salario, como si la labor que desempeñan los docentes no fuera digna de merecer una remuneración. En las manos del docente está el futuro de nuestra entidad y de nuestro país, festejar un día no va a remediar la precarización salarial, ni las dificultades para realizar las labores de enseñanza, ni la apatía de los padres y de los alumnos.
El día del estudiante no es un día de fiesta ni de tambora, no. Ese día surge por el compromiso de los jóvenes universitarios en defender ante la imposición del Estado y de la fuerza pública, la idea de que la educación superior debería estar a cargo de instituciones que gozaran de autonomía. Fueron los estudiantes los que, amedrentados por las fuerzas de orden público, un 23 de mayo, fueron heridos, pero mantuvieron en alto su demanda de autonomía, lo que posteriormente daría origen a lo que ahora conocemos como la Universidad Nacional Autónoma de México. ¿Dónde quedó ese compromiso estudiantil, ese ánimo combativo, esa capacidad crítica y de autodeterminación? ¿Dónde están aquellos estudiantes que se ponían en los zapatos de la sociedad y defendían aquellas causas sociales?
No, mayo no es un mes de celebraciones. Es un mes de reflexión.