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El individualismo en el SPAUAZ

Por: Jenny González Arenas.*

Cuando hay personajes en la vida de las instituciones que se niegan a dejarlos, que buscan por todos los medios posibles mantenerse en el lugar en el que se encuentran, aunque ello implique ser responsables no solo del debilitamiento de las instituciones, sino de la perdida de derechos de cientos de personas, nos damos cuenta de lo difícil que es fortalecer una institución si las persona que la dirigen se encargan de destruirla desde dentro.
En estos momentos el SPAUAZ es un ejemplo muy claro de ello.
El aún secretario general ha atentado contra los derechos de los agremiados, se le ha pedido de manera reiterada que abandone la dirigencia o que convoque a Asamblea General para que sea la planta docente quien decida lo conducente, pero no lo hace, está tan ocupado apareciendo en las fotos de la rectoría y creyendo sus propias mentiras que no le importan en lo más mínimo los derechos de los docentes universitarios y el riesgo en el que los está poniendo – a todos los sindicalizados – al no permitir ni la Asamblea General, ni la reforma estatutaria, ni la legitimación del contrato y, si sigue por el camino que va, tampoco se puede esperar mucho del proceso de revisión contractual de finales del presente año.
Su ego es más grande que su interés colectivo por el gremio que dice representar. A los sindicalizados del SPAUAZ no nos interesa que el secretario aparezca en las fotos con el rector, nos interesa que de paso a los procesos que se necesitan urgentemente para atender lo que la reforma federal nos está requiriendo y para ello tenemos una fecha límite que será fatal y afectará el futuro de los integrantes del SPAUAZ si no se atiende a la brevedad.
El marcado individualismo ha dejado de lado la protección colectiva y eso, en lugar de fortalecer, debilita las instituciones y provoca incertidumbre, por eso es importante trabajar en conjunto, para rescatar a las instituciones, transformarlas y evitar que personas con una agenda individualista se quieran apropiar de esas instituciones y usarlas solo en su beneficio personal.
Por ello, es que ejercicios como los que ahora se realizan, en los que de las propias bases sindicales surgen voces que se agrupan en aras de la construcción de propuestas viables que ayuden a desterrar a aquellos que solo persiguen intereses individuales, para poder fortalecer al Sindicato del Personal Académico de la UAZ.
Estas voces no emanan de una corriente política al interior de la Universidad, porque estamos convencidos de que son esos grupos políticos internos los que han provocado una imagen negativa de la Universidad al exterior. Quienes hoy estamos pugnando por la construcción de un Sindicato con un marco jurídico sólido, que represente los intereses colectivos de los sindicalizados, que buscamos que el Comité Ejecutivo sea quien acate la voluntad de los agremiados y que obedezca la decisión de las mayorías.
Acabar con la imposición, con falsos representantes sindicales que no tienen formación sindical y que tampoco conocen la normatividad, que tratan de imponer no sus decisiones sino lo que alguien más que está detrás de ellos les dicen que digan y que hacer.
El reformar los estatutos no es un capricho, es una necesidad imperante ante la transformación social, ante la crisis de legitimidad en la que se encuentra en estos momentos el sindicato y la primera de una serie de acciones que se tienen que tomar para que los derechos de los docentes universitarios se respeten a cabalidad.

*Catedrática UAZ