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AGUA PASADA NO MUEVE MOLINOS

Nota Espe_culera
By Syres

Hace quince años, Felipe Calderón, -mejor conocido por sus siglas como Fecal- declaró su fallida guerra contra los carteles del narcotráfico mexicano. Su intento no solo nació por esta emblemática apuesta, fue parte del intento de la política mexicana de sofocar los Grupos de Autodefensa Popular y Comunitaria que comenzaban a conformar civiles en diversos estados del país y la experiencia reciente del movimiento zapatista en el sureste mexicano. La pugna por el derecho de piso y transporte de droga a los EUA tenía décadas en nuestro país frente a los ojos del partido tricolor, pero uno de sus principales detonantes fue el arranque del operativo federal en Michoacán donde tan solo en 2006 se habían contabilizado 500 asesinatos entre los miembros de los cárteles. Para tratar de mitigar esta matanza, el Gobierno de Fecal privilegio el uso de las fuerzas armadas movilizando a la policía federal, el ejército y la marina.
Sin embargo, no es que la violencia se haya detonado por generación espontanea en la década de los 2000, en los 80´s, más precisamente en 1985, el agente de la DEA Enrique Camarena comisionado en Guadalajara, había logrado infiltrarse en la organización del narcotráfico mexicano logrando que los Estados Unidos acertaran varios golpes dejando desnudo el operativo del ejército mexicano y la captura del nacotráficante Caro Quintero, hechos que acabaron en un conflicto diplomático con nuestros vecinos el norte. A esto se le sumo la pugna entre los carteles rivales de los Felix Gallardo; la alianza de Joaquín Guzmán Loera con Ismael Zambada y el asesinato de la familia del Güero Palma. Para los 90´s el asesinato del Arzobispo Posadas Ocampo en el aeropuerto de Guadalajara ponía en entredicho los vínculos de los políticos, el clero y el crimen organizado. Años más tarde, un miembro de la Policita Judicial de Matamoros hizo un casting particular, buscaba integrar la escolta personal del narcotraficante Osiel Cárdenas Guillen, reclutando para ello a desertores de las fuerzas especiales mexicanos naciendo así el grupo de los zetas.Para finales de la década, las pandillas de Guatemala, Salvador y Honduras ya se habían infiltrado en México, Estados Unidos y Canadá teniendo su residencia en las calles de Los Ángeles California, uno de los sitios con mayor índice criminal del país del norte. Y aunque originalmente estas mafias surgieron con el propósito de cuidar a los salvadoreños emigrantes –algo así como nuestros polleros mexicanos-. Sus funciones eran más especializadas pues se encargaban del proceso migratorio salvadoreño facilitado por la guerra civil en el contexto de la guerra fría.
Aunque a Felipe Calderón el traje de militar siempre le lucio grande, era inevitable políticamente seguir posponiendo una respuesta gubernamental. Pero ya situados en el contexto histórico de las últimas décadas, el rencor de Andrés Manuel por Calderón parece desproporcionado, pues abusando de la falta de memoria del pueblo bueno, pueblo justo todo indica que le dolió más la derrota por la carrera presidencial en el 2006 que la guerra contra el narco, y si no, no llevaríamos acumulados casi 122 mil asesinados durante lo que va de su sexenio. Por eso dicen que agua pasada, no mueve molinos. Y si este gobierno sigue usando de pretexto su herencia maldita, seguiremos encallados en el rencor y la ignominia.