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Cultura para inconformes

David Eduardo Rivera Salinas

Ismael Guardado: creador emérito.

La poesía es indispensable, pero me gustaría saber para qué. Con esta paradoja, el poeta, novelista, crítico de arte y pintor francés de la primera mitad del siglo veinte, Jean Cocteau, resumió la necesidad del arte y, a la vez, su dudosa función en el mundo contemporáneo. Otro pintor, vanguardista de origen neerlandés Piet Mondrián, planteó en su momento la posible desaparición del arte, pues la realidad puede acabar desplazando la obra artística, cuya esencia consiste precisamente, en sustituir el equilibrio del que carece actualmente la realidad.
Lo que en realidad querían decir, es que el arte desaparecerá en la medida en que la vida resulte cada vez más equlibrada; aunque, por fortuna, no lo es: la vida es desequilibrio, es duda, es miedo y es también placer; la vida es acompañada de una insoportable incertidumbre que le impide prever el futuro. Bajo esta lógica, el arte puede entenderse como sustitutivo de la vida, el arte como medio para establecer un equilibrio entre el hombre y el mundo, entre el artista y su mundo. Puesto que en ninguna sociedad puede existir un equilibrio perpetuo entre el hombre y el mundo, esta idea sugiere que el arte no sólo ha sido necesario en el pasado sino que lo será siempre.
Estas ideas fundamentales sobre el arte no son desconocidas para un artista que desea ser algo más que él mismo, alguien que siempre ha deseado ser un hombre total, pues no le satisface ser un individuo separado; y que sabe además, que para alcanzar el despliegue de su trabajo artísitico, debe partir del carácter fragmentario de su vida individual para elevarse hacia una plenitud que siente y que exige, hacia un mundo más comprensible que le permita reconocer que solo puede alcanzar la plenitud si toma posesión de aquellas experiencias de los demás que pueden ser potencialmente suyas.
Este artista es, sin duda, el maestro Ismael Guardado. Un artista que reconoce en el arte el medio indispensable para esta fusión del individuo con el todo que le permita reflejar su infinita capacidad para convivir con los demás, para compartir sus experiencias y sus ideas, para captar y transformar la experiencia en recuerdo, el recuerdo en expresión y la materia en forma.
Con ochenta años de vida y más de cincuenta años de trabajo artístico, Ismael Guardado sigue descubriendo que la emoción no lo es todo, que debe conocer su oficio y encontrar placer en él, comprender todas las reglas, procedimientos, formas y convenciones con los que la naturaleza se puede someter al arte, aunque reconozca también que en ese encuentro con la naturaleza, la tensión y la contradicción dialéctica son inherentes a su extraordinario trabajo artistico.
Ismael Guardado es un artista total, completo, multidisciplinario. Domina con extraordianaria maestría la pintura, la escultura, el grabado, el mural, el tapiz, el fresco y el arte objeto. Además es un gran músico; toca el arpa y otros instrumentos; toca su música para vivir y vive su música para crear, pues como él mismo lo ha dicho en reiteradas ocasiones, las artes plásticas y la música en él van juntas, son necesarias, entran en su cuerpo de una forma misteriosa.
Ismael Guardado es un artista dotado de una conciencia que lo torna capaz de pensarse a sí mismo y de pensar todo lo que crea a través del arte; y por esta conciencia que tiene de sí mismo y de sus obras, a través de la libertad con la que trabaja, su espíritu es verdaderamente inmanente y se comporta de acuerdo con su esencia; es decir, que para él, la conciencia que tiene de sí mismo y de sus obras, le permite reconocerse como tal en su estética, que se expresa sólo cuando ha logrado penetrar de pensamiento todos los productos de su actividad artística y los ha hecho así verdadermente suyos.
Pero eso no es suficiente para él, y deja de ser satisfactorio para sí mismo. De ahí, la necesidad de expresarse ante el mundo, de presentarse tal cual él se ha representado a sí mismo y de exigir, a veces sin proponerlo, ser representado como tal desde otras conciencias.
Ante la ausencia de otros grandes artistas zacatecanos, que recientemente nos han abandonado -Felguérez, Coronel, De la Rosa, Carrasco-, pero sobre todo por sus altos méritos artísticos por todos reconocibles, Ismael Guardado se tiene bien ganado el lugar de “creador emérito” de Zacatecas.
Vitalidad, fuerza, expresión, madurez, generosidad; todo ello le caracteriza. Larga vida al maestro Ismael Guardado.