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¿Ejercemos una verdadera democracia?

“Porque el delito de opinión, no existe”.

Bennelly J. Hernández Ruedas

El verdadero valor de la democracia parte de contar con una ciudadanía capaz de elegir y controlar las acciones que se proponen por sus gobernantes. Es decir, tener un poder político del y para el pueblo.
Por ello es que es tan importante la revolución de conciencias, donde la gente realmente conozca las acciones y cambios que se proponen; o bien, tener la oportunidad de disentir, para aportar un criterio propio, que busque dar solución a la problemática expuesta.
El derecho a disentir pues, es una cruzada contra el racionalismo, un acto para lograr el cambio en las políticas, por la defensa del humanismo y el buen funcionamiento administrativo de las dependencias y organismos gubernamentales.
Desde el mes del abril, una gran controversia se ha venido generado a raíz de la reforma electoral que propuso el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador. Este debate radica por los diferentes posicionamientos que se han establecido en contra desde los partidos de oposición, respecto a las acciones que propone dicha reforma a la Ley en material electoral.
La oposición se ha comportado detractora de los beneficios que se considera obtener con los cambios presentados a la reforma electoral; entre los que destacan, eliminar los gastos excesivos de la burocracia electoral; la reducción al financiamiento de los partidos políticos, otorgando presupuesto únicamente en época de elecciones; la creación de mecanismos electrónicos para hacer más funcionales los procesos de votación; así como la reducción de los curules en la Cámara de Diputados y el Senado de la República.
De la misma manera, se propone disminuir el número de las y los legisladores en los Congresos Locales, de acuerdo con el número de habitantes de los municipios y entidades federativas; la adecuación al nombre del Instituto Nacional Electoral (INE), agregando a sus siglas la “Consulta” (INEC); además de regular el financiamiento de particulares, con el propósito de ahorrar hasta 24 mil millones de pesos anuales, recurso que se destinaría al apoyo de los sectores vulnerables.
Aunque podría comprender (pero no aprobar) la posición de la oposición, en el tenor que están siguiendo la línea que les dictan/exigen sus partidos; la desacreditación de la reforma termina por ser deleznable, desde el punto de la desinformación que crean en la sociedad. Es aquí que radica la importancia del derecho a disentir.
Como lo dijo el escritor premio nobel de literatura, José Saramago, “el delito de opinión no existe”. En una sociedad democrática el debate público debe nutrirse de la posibilidad de escuchar las diferentes opiniones, pese a que estas puedan ser en desacuerdo al planteamiento, ya que de esto se obtiene un pluralismo de ideas y oportunidades para tomar las mejores decisiones, en pro de la sociedad en general.
Para lograr un mejor país requerimos una democracia participativa, donde el pueblo realmente esté involucrado, ávido de conocimiento en los temas, cambios y adecuaciones que se proponen, o que se necesitan en el entorno, para tener la capacidad plena de opinión y decisión; sin que la desinformación sea un factor que nuble la perspectiva y oportunidades que se están dando, para tener cambios trascendentales en nuestro país y; en este tema específico, un sistema electoral mexicano fortalecido, justo, sin abusos presupuestales, ni corrupción.

*Diputada Federal