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LOS SIETE JINETES

Nota Espe_culera
By Syres

En la Biblia, el libro de las revelaciones señala que el cielo se abrió, y de las alturas emergieron 4 jinetes, cada uno cargaba en su lomo a uno de los cuatro jinetes del apocalipsis, los cuales representan la conquista, el hambre, la guerra y la muerte.
Pero si hablamos de política, la pésima habilidad de David Monreal para dirigir el rumbo de nuestro Estado nos tiene oscilando del hambre a la guerra y de la guerra a la muerte por toda la violencia que nos ha azotado en los últimos días.
Con el caballo rojo, que representa a la “guerra”, se endurece la ausencia de un Estado que garantice la seguridad de la ciudadanía, eso sin contar, los 63 mil asesinados que van del gobierno de López Obrador, mientras que desde que David Monreal gobierna nuestro Estado, Zacatecas ocupa el primer lugar en la tasa de víctimas de homicidio doloso por cada 100 mil habitantes, al alcanzar 8.8 diarios.
El caballo negro representa la hambruna. A nivel Federal esto tiene una relación con la caída del 12% del Producto Interno Bruto y las problemáticas sociales que han llegado con el alza de los precios de la canasta básica. Y en Zacatecas, siendo un estado económicamente débil en una región potente, además de que es uno de los Estados que menos contribuyen al PIB nacional, a diferencia de sus vecinos por lo cual se explican los bajos resultados en diversos indicadores económicos.
El jinete de la muerte, queda evidenciado con la pretensión de la muerte de la democracia y la honestidad, y en el gobierno monrealista, las cosas no son mejores, la prepotencia y la soberbia con la que David Monreal toma decisiones –si es que él las toma- nos están llevando derechito al fracaso y la incertidumbre.
El desempleo, el populismo y la incapacidad se suman al vacío de quien ocupa la silla gubernamental, aunque sabemos que hay una persona que fue electa para el cargo del Gobernador desde septiembre del 2021, los zacatecanos vivimos la ausencia de rumbo en cuanto a la solución de los problemas sociales.
Aunque el Gobernador dice que se necesita del compromiso de todos para lograr la paz y la tranquilidad de las familias zacatecanas, los resultados del operativo de seguridad no se ven, se sienten o se miden después del asesinato del Coordinador de la Guardia Nacional y los altercados acaecidos el domingo 4 de diciembre. Pero con un mandatario que de lo que más adolece es de valores y principios éticos, en la política no tenemos por qué pensar que hay elementos que hagan la diferencia para la construcción de la paz y la seguridad.
Con un gobernador que desde aquel macabro regalo que le hizo el crimen organizado en la navidad pasada y que desde entonces su discurso mediático fue declarar que deberíamos “encomendarnos a Dios” y no ha platear una estrategia que nos permita ver la luz al final del camino, a nadie sorprende ya el mandatario lleve 15 meses en el Rankin de los peores gobernantes, lugar del cual no va a poder salir en lo que resta de su sexenio, viendo como galopan los jinetes del hambre, la guerra y la muerte sin que el gabinete de seguridad, la secretaria general de gobierno o el propio gobernador haga algo que permita que recuperemos la confianza en nuestras instituciones.