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¿Valoramos nuestro talento mexicano?

Mtra. Bennelly J. Hernández Ruedas

Esta semana fueron nombrados los nominados de la 95 Edición de los premios Oscar, evento organizado por la Academia de Cine de Hollywood, donde están compitiendo talentosos mexicanos; el director Guillermo del Toro, por la categoría de Mejor Película Animada con su adaptación de “Pinocho”; el guionista Alfonso Cuarón, por Mejor Cortometraje con “Le Pupille”; mientras que, el cineasta Alejandro González Iñárritu, contiende en la categoría a Mejor Fotografía por la película “Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades”.
Estos no son los únicos premios en los que han estado participando con sus proyectos cinematográficos, hace un par de semanas Del Toro se llevó con “Pinocho” el galardón a Mejor Película Animada en los Globos de Oro.
Saber de estos triunfos nos debe de llenar de orgullo como mexicanos, tener la sinergia de reconocer los logros del otro. Sin embargo, como compatriotas, muchas veces el apoyo no es recíproco; por el contrario, podemos ser los más duros en criticar, otorgando una opinión negativa al trabajo de otro mexicano.
Es difícil cuestionarse, ¿por qué no valoramos nuestro talento mexicano?
Cuantas veces hemos escuchado esta historia, del amigo, el familiar, el joven artista de la colonia que, por falta de oportunidades o apoyo, tuvieron que salir de casa, de su estado, muchas veces del país, para probar suerte y buscar cumplir sus sueños.
Incluso, a través del internet o los medios de comunicación, conocemos de historias de vida sobre mexicanos que han destacado en algún ámbito; como es la astronauta tapatía Katya Echazarreta, quien se convirtió el año pasado en la primera mexicana en viajar al espacio y; simplemente, no se le ofrece el merecido reconocimiento que conlleva esta meta cumplida, en la que no solo gana ella, sino México.
En esta semana, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, se llevó a cabo el Tercer Open de Velocidad, en el que una joven patinadora chiapaneca, Jimena Ekaterina Ramos, obtuvo por sí misma, cinco medallas de oro y una de plata.
Y como estos, podemos seguir con una larga lista de emprendedores, artistas, científicos, deportistas, entre otros mexicanos que han explotado su talento al máximo, siendo influencia y admiración de otros; pero que, de manera malinchista, menospreciamos su labor, esfuerzo, preparación y dedicación.
En este acto de reflexión, sin duda, creo que debemos empezar por apostar más. Apostar por el que esta a nuestro lado, darle esas palabras de motivación, ese apoyo, el “empujón” para saber que las cosas, por más lejanas o difícil que parezcan, se pueden lograr.
Estoy segura que este pensamiento, como un boomerang, comenzará a generar de manera personal esa mentalidad, optimismo y confianza, para luchar por lo que queremos e impulsar a que nuestra gente alrededor también lo hagan. Todos somos ejemplo.
“Para los sueños no hay límites”, lo dijo una joven que viajó al espacio. No desistamos, aprendamos a luchar cada día por nuestros sueños, sin demeritar el logro de quienes ya llegaron.

*Diputada Federal