Alarma en palacio
por Horacio Zaldivar
Siempre es una palabra que no está permitida a los hombres
Jorge Luis Borges
Sonaron las campanas de la catedral metropolitana anunciando las 10 de la mañana del 26 de febrero el 2023, cuando en el despacho de presidente López Obrador sus gritos retumbaron en las paredes de Palacio Nacional: ¡Creen que soy pendejo, no lo soy! refutó el presidente a su interlocutor al otro lado de la línea telefónica; “al paso que van reunirán más, muchos más que los que juntamos con el grupo Firme”, reconoció el mandatario.
La magna y espontánea concentración pare pedir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, frenara las pretensiones del presidente de destruir al INE, superó por mucho cualquier otro evento convocado en el zócalo de la ciudad de México.
“Esto nos va a pegar, los conservadores nos han superado y ustedes sin hacer nada”, tronó el presidente; “mañana tengo que salir a dar la cara y no ustedes, entonces para qué los tengo sino ayudan, sino hacen su trabajo por el proyecto como deberían, todo lo tengo que hacer yo”, dando por terminada la llamada.
Para las 6 de la tarde del domingo, en Palacio Nacional, se habían recibido las propuestas para el manejo de crisis de: Adán Augusto secretario de Gobernación, Claudia Sheinbaum jefa de gobierno de la ciudad de México, Jesús Ramírez coordinador de comunicación de la Presidencia, José Ramón López Beltrán, y se encontraban sobre el escritorio del presidente, las que compartió con Jesús Ramírez y Beatriz Gutiérrez Müller, y algunos consejeros del presidente.
“Estoy de acuerdo dijo el presidente, pero también hay que enfocarnos en los corruptos de la Suprema Corte, que seguramente me darán palo con el plan “B”, evitemos que los conservadores tengan al INE de su parte”, también habrá que organizar la más grande concentración en el zócalo para el 18 de marzo y celebraremos la expropiación petrolera del General Lázaro Cárdenas, cueste lo que cueste, para eso tienen presupuesto los gobernadores, y sino a ver de dónde sacan, ese es su problema concluyó.
Al caer la noche el presidente antes de retirarse a sus aposentos se sinceró con Jesús Ramírez y sus más cercanos asesores de Palacio Nacional, a quienes confesó su soledad, el abandono de sus colaboradores, y también cómo veía el escenario, que por primera vez contemplaba la derrota en la elección del 2024, que a pesar que se han multiplicado los apoyos a la gente, estaba seguro que el proyecto contaba sólo con +- 15/17 millones de votos que no alcanzaban.
También reconoció y celebró la vuelta al redil del senador Ricardo Monreal para apoyar la votación del plan “B” en el Senado de la República, pero sobre todo, haber aceptado ser el candidato a la jefatura de la ciudad de México en el 2024 por Morena: “el senador será de gran ayuda, él sabe cómo ganar la ciudad de México, en el 2021 ya lo demostró, nos ganó la mitad de las alcaldías”. ¡Ups!
Hay alarma, pánico en Palacio Nacional, el presidente, familiar y sus colaboradores se dedicaron a hacer grandes, multimillonarios negocios, dejando la responsabilidad del proyecto en Mario Delgado presidente de Morena y de Ariadna Montiel secretaria del Bienestar, creyeron que repartiendo miles y miles de millones de pesos garantizarían el triunfo en el 2024, sin que hubiera de por medio el obligado compromiso de lealtad y electoral para con el presidente y la Cuarta Transformación.
En el país también hay alarma, ante un animal herido y rabioso como es el presidente, quien cada mañana destila rencor, resentimiento; en los últimos días insultó a la ministra presidente Norma Piña, magistrados y jueces, a Dina Boluarte presidenta de Perú, a Antony Blinken del Departamento de Estado del gobierno de Joe Biden, a la oficina Antidrogas (DEA), a Lorenzo Córdova presidente consejero del INE, a periodistas, editorialistas, intelectuales, y a todo aquél que se le atravesó en su camino, perdiendo el control del país, y la agenda mediática.
Presidente nada es para siempre