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Voto femenino: ¡Voz, participación y decisiones!

Bennelly J. Hernández Ruedas

Hace 70 años, se logró un precedente trascendental en nuestro país, se reconoció por primera vez, el derecho a la mujer para poder votar a nivel federal; así como de participar en elecciones como candidatas a un puesto popular.
El voto femenino representó el primer paso hacia la equidad política para las mujeres. Fue un 17 de octubre de 1953, cuando se estableció en la Constitución Mexicana como derecho, tras reformar los artículos 34 y 115; que la mujer debía gozar de 'Ciudadanía Plena', al tener la oportunidad de votar y ser electas.
Para muchas personas, este hecho puede resultar insignificante; sin embargo, la lucha que ha llevado a cabo la mujer mexicana para obtener los espacios que se merece, representa un logro histórico, digno de orgullo.
Sobre todo, considerando que su adhesión a la vida pública del país, generó el acceso a más derechos humanos y políticos; ya que nuestra visión ha aportado ese enfoque incluyente en el desarrollo de leyes, impulsando la paridad, así como nuestro empoderamiento.
El sufragio femenino ha significado pues, un reconocimiento de igualdad, la oportunidad a que se escuchara nuestra opinión, además de hacerla valer.
No solo nos ha permitido competir por los espacios de poder, sino hablar y hacer reflexión sobre necesidades que estaban siendo olvidadas u omisas en el país; como es, la discriminación, el machismo, las violencias en los diversos ámbitos sociales que; ahora, podemos exponer y visibilizar, para erradicar las desigualdades.
Tan solo por mencionar algunos rubros, la mujer mexicana ha podido avanzar en temas como la igualdad de oportunidades laborales; al acceso a tener educación y a la salud; a la participación política; a llevar una vida libre de violencia; entre otras acciones que se han puesto sobre la mesa, para la defensa y protección de nuestras garantías y derechos.
Incluso, gracias a dicha participación política, es que muchas mujeres nos hemos involucrado, buscando atender desde el área que nos compete, políticas, gestiones, acciones y programas, que denoten mayor empatía con las necesidades de las mujeres en diversos ámbitos; así como la creación de proyectos que promuevan un mayor nivel de participación femenina en las nuevas generaciones.
Necesitamos que, más y más mujeres se incluyan en la vida pública; principalmente, en los cargos de poder, por el avance que puede significar, en la ruta de trazar la toma de decisiones, con paridad e igualdad.
Recordemos que, si bien, fue en el año 2014 que se realizó la reforma constitucional paritaria, político- electoral; para establecer que las cuotas, tanto en los Congresos Federales como Locales, tendrían que ser igualitarias 50/50; fue apenas en la actual LXV Legislatura que obtuvimos la paridad, conformando un congreso con 250 diputadas y 250 diputados.
En este sentido, ¡no podemos bajar la guardia!, las mexicanas siempre nos hemos caracterizado por ser luchonas, por trabajar para conseguir el respeto que siempre merecimos, en el objetivo preciso de crear un país más justo y equitativo.
Aunque pudiera parecer lento el avance de algunos temas, es un hecho que frutos van surgiendo. Tan es así que, estos 70 años de lucha, los estamos coronando con unas próximas elecciones, donde elegiremos a la primer mujer presidenta de México, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo.
Estoy convencida que no hay herramienta más eficaz para continuar el desarrollo del país, que el empoderamiento de las mujeres; por ello, celebro el triunfo de todas y cada una de las mexicanas que, día a día se van abriendo espacio en puestos públicos, rompiendo paradigmas y brechas impuestas, para demostrar que podemos con eso y más.
Este es nuestro momento, de seguir ganando los espacios y lugares que deseamos y nos corresponden. No me cansaré de decirlo, es tiempo de las mujeres.

*Diputada Federal