Los gritos del silencio
por Horacio Zaldivar
El silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos
Miles Davis
La cotidianeidad de transitar por calles, caminos, y senderos de este gran país, a nuestro paso encontramos sinnúmero de silenciosos ciudadanos que guardan para sí su historia, sus vivencias, sus problemas, pero sobre todo, en la mayoría de los casos, su desesperanza ante un violento presente y un incierto futuro, que termina en interminables insomnios.
Más que caminar, parecen levitar sumidos en sus pensamientos , hilando mentalmente cada uno de los problemas que hay que enfrentar en solitario. Sonriendo al paso de la gente, de los conocidos, sonrisa que en convertida en mueca para acallar los gritos de dolor, pesar y desánimo que las circunstancias de sus vidas los han llevado al canto del precipicio.
Millones de mexicanos guardan silencio ante su grave situación que día con día se agrava; solos, a merced de la indolencia del Estado mexicano, de la carencia de trabajo, de la voracidad de un banca, implacable en el pago de interés sobre interés, que obliga a los tarjetahabientes ante precaria situación económica, la carestía y encarecimiento de bienes, servicios, medicamentos, amen de los artículos de primera necesidad.
Los gritos sofocados por la prudencia, por el temor de contagiar el desánimo a los suyos, se va acumulando en el interior de cada uno de esos millones de mexicanos que viven al filo de la navaja-literalmente hablando-que miran sin mirar, oyen sin oír, que viven sin vivir, que temen la llegada de la noche, y con ella los demonios que amenazan conducirlos a la locura, a la pérdida de la razón.
Cuánta razón encierra la frase del famoso jazzista estadounidense Miles Davis: “El silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos”.
Ese silencio que grita desde la profundidad de cada uno de millones ciudadanos en busca de respuestas, de soluciones a su pesada realidad que arrastran consigo toda la crueldad de la cotidiana violencia, del pánico a ejercer la libertad, de la necesidad de seguir subsistiendo al costo que sea hasta que las fuerzas les alcancen.
En México millones gritan nadie los oye