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Reflexionar para el futuro.

Por: Jenny González Arenas.

El mes de diciembre, tradicionalmente, se antoja para la reflexión. El fin de año, las fiestas familiares, hasta el clima y su impacto en nuestra salud nos invitan a pensar en el futuro próximo y en el lejano. Pensar en ese futuro nos lleva, necesariamente a la vejez y cuestionarnos sobre cómo enfrentaremos cada uno de nosotros esa etapa de nuestra vida.
Muchos pertenecemos a una generación que ha sido marcada por la falta de lucha social y la conformidad que nos heredaron pasadas generaciones que si enfrentaron batallas por logros laborales, pero esa conformidad no se traduce en comodidad, puesto que ahora estamos padeciendo la crisis que conlleva los excesos y tenemos que asumir sacrificios que no corresponden a nuestros tiempos ni a nuestras acciones.
El adeudo “histórico” de la Universidad con el ISSSTE es un claro ejemplo de malas decisiones que ponen en riesgo el futuro cercano para algunos y no tan lejano para otros.
Sobre ese adeudo hay verdades incontrovertibles que tienen que señalarse claramente: en primer lugar, a todas y todos los que trabajamos en la UAZ nos descuentan puntualmente de nuestro salario las cuotas y aportaciones, mismas que no son enteradas al instituto de seguridad social, por lo tanto, no somos los trabajadores quienes debemos al ISSSTE, sino quién nos descuenta de nuestro salario y no lo entrega al instituto.
En segundo lugar, el patrón debe pagar otro tanto, además de lo que le retienen a cada trabajador, al instituto de seguridad social, porque así es como está establecido, la seguridad social es tripartita, una parte la aporta el trabajador, otra el patrón y otra el Estado. La parte que le corresponde al patrón tampoco se paga al Instituto de seguridad social, entonces es el patrón quien está incumpliendo.
En tercer lugar, mientras el instituto no reciba ni la parte del trabajador, ni la parte del patrón, el Estado tampoco hará su aportación, pero esta falta de aportación es consecuencia del incumplimiento del patrón, entonces tampoco es responsabilidad del Estado.
Pero hay un problema todavía más grave, que en estos momentos podemos no percibir pero que tiene consecuencia que nos afectarán en nuestra vejez. Las aportaciones que se hagan tanto por el trabajador, como por el patrón y por el Estado, se depositan en una cuenta que mes con mes ira generando rendimientos, esos montos se acumularán a lo largo de toda nuestra vida laboral, de tal forma que, al final de nuestra etapa productiva, ese recurso sirva para pagarnos una pensión digna que nos permita afrontar la vejez de forma adecuada. Eso en el escenario ideal ante el cual las tres aportaciones se hubieran visto reflejadas de forma oportuna en nuestras cuentas de ahorro para el retiro.
En un escenario real, todas las personas que trabajamos en la Universidad Autónoma de Zacatecas, hemos padecido administraciones rectorales, al menos cuatro incluida la presente, en la que se han dejado de depositar esas cuotas a las cuentas de cada persona, lo que implica que no se están generando los ahorros y rendimientos necesarios para una vejez digna.
No podemos seguir viendo el problema del adeudo histórico de la UAZ con el ISSSTE, como un problema institucional, porque es un adeudo de las administraciones universitarias con todas y cada una de las personas que diariamente trabajamos en la institución, con la falsa expectativa de que, en algún momento, podremos tener una pensión digna.