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Exigimos Seguridad.
Por: Juan Carlos Girón Enriquez.
No se trata de salir a la calle solo por salir, tampoco se trata de gritar o de ofender solo porque si. Se trata de la frustración, la impotencia y el hartazgo de la sociedad que, cansados de tanta indiferencia de las autoridades, no encontramos otras palabras para expresar la demanda de seguridad.
Cinthia Nayeli es solo la punta del iceberg, es lo que alcanzamos a ver de la descomposición social, de la complicidad entre autoridades y delincuentes, de la falta de compromiso por hacer su trabajo. No es un feminicidio más, es una adolescente menos que ya no podrá tener la oportunidad de casarse o tener hijos, que no buscará empleo o presentará examen de admisión para entrar a la Universidad, una niña menos que no tendrá que sufrir una desilusión amorosa o profesional pero que tampoco podrá disfrutar del éxito de una carrera profesional o de los logros que vienen con la vida.
No solo el o los delincuentes que le arrebataron la vida son responsables directos de lo que le paso a Cinthia, todos de una u otra manera somos responsables, porque no hemos sido capaces de construir y de exigir a nuestras autoridades un mejor país, un mejor Estado, un mejor municipio.
Todos, desde nuestra trinchera debemos educar a nuestros hijos y a nuestras hijas sobre la base del respeto y la tolerancia, debemos formar principios sólidos que fortalezcan a nuestra sociedad para que desde esta sociedad fortalecida encontremos los mecanismos para exigir al Estado cumpla con su obligación, la obligación que adquirió el día que tomó protesta, el día que nombró a su gabinete, el día que implementó estrategias de seguridad fallidas.
No se trata de ser buenos o malos, no se trata de repartir culpas, ni de buscar chivos expiatorios, se trata de que cada niño o niña, cada joven, cada adulto, mujeres y hombres, tengan la oportunidad de vivir, de tomar decisiones, de asumir las consecuencias de sus actos; nadie debe privar de la vida a nadie mas, nadie puede tener en sus manos la decisión de quien vive y quien muere.
Cuando la sociedad sale a las calles, multitudinariamente, no es una provocación de violencia, es una llamada de atención al unísono, por el único mecanismo que las masas conocen para exigir sus derechos.
¿Qué quiere el Estado? Que le mandemos cartas que pueda ignorar, solicitudes que responderá a conveniencia, que mandemos un mensaje por redes sociales que preferirán ignorar; una marcha probablemente no solucione el problema, pero le da una idea clara al Estado de la dimensión del problema. La sociedad tiene miedo, los jóvenes viven secuestrados por su inseguridad, las autoridades no hacen nada.
Justicia para Cinthia si, también justicia para todos los Zacatecanos, para todos los mexicanos que día con día nos levantamos para ir a trabajar o a la escuela, para cuidar a nuestros hijos o a nuestros padres, que trabajamos honradamente para llevar sustento a nuestra familia y en ocasiones, tener un rato de sano esparcimiento. Queremos regresar con vida a casa, queremos poder salir a la calle con la certeza de que nada nos va a pasar, de que estaremos seguros.
Usted y yo, señor gobernador, ya no somos adolescentes, pero no me puede negar que cuando lo fuimos, podíamos salir a la calle sin sentir miedo, nuestros padres nos dejaban salir a la calle porque era seguro, tuvimos oportunidades para desarrollarnos de manera óptima en un entorno de paz y tranquilidad, ¿por qué no trabaja para recuperar esa paz y esa tranquilidad para Zacatecas? Dejémonos de simulación, los zacatecanos exigimos seguridad.

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