¿Estamos preparados para la reelección?
Por: Juan Carlos Girón Enriquez
En la ultima década del siglo pasado, los mexicanos le apostamos a fortalecer la vida democrática interna de nuestra nación. Años después, la ciudadanía, de la mano los políticos, las instituciones y la sociedad, una vez fortalecidos los institutos políticos, se logró dar apertura a la figura de candidaturas independientes.
México se encuentra en una encrucijada, la vida democrática de los últimos años esta en un punto de quiebre; hoy, como nunca, los que se encuentran en disputa por la presidencia de la República, se enfrentan a la apatía social, la indiferencia. Por si eso no fuera suficiente, se estrena la figura de la reelección con muchos presidentes municipales y diputados locales, (cierto es que muchos han sido varias veces presidentes municipales, o varias veces diputados locales o federales, pero no de manera consecutiva o bajo el mismo principio). El “sufragio efectivo, no reelección” que una vez en nuestra historia fue la bandera de la revolución, ahora se ha convertido en un capítulo de los libros de texto, perdiendo vigencia y esencia.
Todas las sociedades tienen derecho a evolucionar, la reelección como figura jurídica tiene implicaciones favorables en los sistemas político democráticos, siempre y cuando los actores inmersos en esos escenarios estuvieran a la altura de la situación.
Hoy vemos con zozobra que nuestro sistema político no esta preparado para la reelección, la vigencia del lema de la revolución no debió haberse perdido, puesto que la justificación de aquellos años para prohibir la reelección sigue siendo vigente en nuestros días.
La necesidad de los actores políticos de encumbrarse en el poder y no dejarlo, independientemente de su capacidad o incapacidad para hacer bien su trabajo, ha sido el principal motor de la reforma que permite la reelección. Si fuéramos una sociedad más avanzada en temas democráticos, representada por una clase política con menos intereses personales y mas intereses sociales, si los partidos políticos respetaran sus ideales y las elecciones no se hubieran convertido en una carrera por obtener el poder, si los procesos electorales fueran un verdadero ejercicio de participación democrática con consciencia ciudadana, entonces México si estaría preparado para la reelección. El hubiera no existe, y la democracia en México esta lejos de consolidarse de manera favorable para el pueblo mexicano.
El sistema de partidos, el modelo democrático, los actores y actrices políticos han pervertido el modelo, lo han contaminado a tal grado que hasta las candidaturas ciudadanas son utilizadas para garantizar el triunfo de aquellos que se han enquistado en el poder a lo largo de los años.
De que sirve tener una legislación de avanzada, con acciones afirmativas a favor de la mujer y de la juventud, que garantiza condiciones de equidad en las contiendas y la pureza del sistema de financiamiento de partidos, cuando la clase política esta mas que dispuesta a negociar hasta con la ideología. El problema no es de las figuras jurídicas, sino de las personas que pervierten al propio sistema. El problema no esta en las instituciones, sino en los actores que violentan las reglas para debilitar a esas instituciones. El problema no esta en la legislación, sino en la manera en la que los diversos personajes la tergiversan para sacar mayor provecho de ellos. El problema es que la ciudadanía cada vez esta mas desilusionada del sistema político y a la clase política eso le conviene porque mientras menos participen para ellos es más fácil convencer a la minoría.
Ante todo ese cúmulo de problemas, la solución esta en nuestras manos, en las manos de los jóvenes, las mujeres, los hombres que tienen un verdadero compromiso social, democrático, debemos participar exigiendo, reclamando, haciéndole saber a la clase política que la sociedad esta aquí y esta despertando, no se trata de iniciar una guerra, solo un cambio de consciencia que nos ayude a desterrar a esta clase política con intereses mezquinos para consolidar una nueva con intereses a favor de la colectividad, que defienda ideales y que busque la mejora social.