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LO QUE LA EMERGENCIA SANITARIA SE LLEVÓ

Luis Noé Maldonado Sánchez, Maestro en Finanzas.

Los riesgos naturales pueden entenderse como la contingencia o proximidad de un daño provocado por la naturaleza o por el ser humano. Comúnmente la degradación del ambiente ha propiciado desastres. Sin duda, nuestras acciones como sociedad potencian los efectos de una gran mayoría de fenómenos naturales, pues no hemos visto límites en el uso de muchos de los recursos que nos proporciona el planeta. Consecuencia de ello, hemos contaminado el agua, hemos talado he incendiado los bosques, provocamos la degradación del suelo y con la emisión de gases de efecto invernadero ahora respiramos aire de una atmósfera contaminada. Los riesgos naturales, dicen los que saben, los hay antrópicos y naturales; dentro de los primeros se encuentran los riesgos sanitarios. Desde el 30 de marzo de 2020 fecha en que el Consejo de Salubridad General en México, reconoció como enfermedad grave la generada por el virus SARS-CoV2 (COVID-19) y publicó la declaratoria como emergencia sanitaria por causa de fuerza mayor a la epidemia de enfermedad generada por el mismo virus, la normalidad que hasta entonces conocíamos cambió. La pandemia del Covid-19 inició en China al cierre de 2019 y en México se detectó el primer caso positivo de coronavirus en la Ciudad de México el 28 de febrero de 2020. El primero fallecimiento por esta enfermedad ocurrió en México el 18 de marzo de 2020. Se ha informado que desde el 17 de noviembre de 2019 en China, se detectó el primer caso positivo de coronavirus en el mundo algo que también se ha denominado paciente cero. Si reflexionamos nos daremos cuenta de que al COVID-19 le tomó dos meses hacerse presente en México, dos meses durante los cuales las autoridades y la sociedad civil sabíamos que era muy probable que el virus se instalara en nuestro país. Ahora bien, ¿qué tan vulnerables hemos sido los mexicanos ante el COVID-19?, se dice que debemos entender por vulnerabilidad, a la capacidad de la población para responder antes, durante y después de lo ocurrido. Esa vulnerabilidad depende principalmente de dos cosas: La forma en que la sociedad está organizada y las condiciones sociales y económicas de la población. Respecto a la primera (la forma en que esta organizada) y situándonos en el momento antes de que se detectara el primer caso positivo en México; nuestras costumbres, educación, valores, las redes de apoyo y ayuda para los afectados, así como la capacidad de las autoridades para monitorear el comportamiento de la epidemia y mitigar la amenaza, ¿fueron suficientes? . Respecto a la segunda vulnerabilidad (las condiciones sociales y económicas) y situándonos durante la emergencia sanitaria, las condiciones de pobreza en México, ¿nos han hecho más vulnerables al virus?.  Y surgirán otras interrogantes después de que concluya la emergencia sanitaria, pero no me queda duda que una de las más trascendentales será ¿Cómo habremos de responder después de los ocurrido?. Nos agarró mal parados el COVID-19, pues nos encontramos como país entre los diez con más muertos a causa del virus; fuimos vulnerables, porque antes de que llegara el coronavirus a México no fuimos capaces de prepararnos como sociedad para su inminente llegada; somos vulnerables, porque, en el mundo, fallaron las estimaciones hechas con los modelos matemáticos usados como parte de la estrategia de lucha contra el COVID-19, y México no es la excepción, bueno, algunos países se atrevieron a utilizar como estrategia la “inmunidad de rebaño”; pero lo prueba de mayor exigencia está por venir, pues existe una gran probabilidad de que a partir del 1 de junio de 2020, muchos otros sectores económicos reactiven sus operaciones ante una “nueva normalidad” y entonces habrá que ver que tan vulnerables nos agarra el coronavirus, será una prueba importante para medir la capacidad de los mexicanos para responder a una vida económica, social y familiar sin vacunas para un virus letal. La paz emocional y la salud física para unos, el trabajo y la vida para otros, ¿quién se los llevó?.