Skip to main content

La rectoría de la UAZ desaira vinculación con la problemática social …
Dra. Verónica Arredondo*
El desarrollo y crecimiento de un país se relaciona intrínsecamente con la forma de gestionar sus recursos y cualidades. Las sociedades que inviertan en investigación, tecnología, deporte, educación, obviamente evolucionarán con mayor precisión que aquellas que no lo hagan. Los recursos que se destinan al rubro científico pueden considerarse como un negocio a mediano y largo plazo, porque los resultados, que los habrá, serán una fuente de conocimientos y descubrimientos que aportarán en varios terrenos, mecanismos que ayudarán al progreso y análisis de competencias. Invertir en ciencia, entonces, no es una opción, sino una obligación.
En el mundo en general, los países invierten entre el 2% y el 4% de su producto interno bruto en el desarrollo científico. En el listado de las naciones que gastan más de 100 millones de dólares anuales sobresalen Alemania, Corea del Sur, Japón, EEUU, Suecia, Israel, Austria, Suiza, Bélgica, Noruega, Dinamarca, Finlandia, países que rebasan los mil millones de dólares anuales en su presupuesto de inversión en ciencia.
México en 2014 gastó menos del 1% de su PIB, de acuerdo con Research and development (R&D) – Gross domestic spending on R&D – OECD Data, aunque aparece incluido en el listado de los países que invierten más de 100 millones de dólares anualmente. Para 2020 la Ley de Ciencia y Tecnología determinó que hubiera una inversión del 1% del PIB; esto se traduce en 98,317 millones de pesos, el mayor presupuesto de su historia. Sin embargo, una investigación hecha por la Unidad de Inteligencia de El Economista estimó que esa cantidad representa solo el 0.38% del PIB, cifra que obviamente viola la citada Ley.
Sabemos que resulta imprescindible fijar un presupuesto real y razonable destinado a la ciencia para coadyuvar al desarrollo de una sociedad y el avance de un país. Sabemos además que no solo se precisa la inversión, sino que se requiere además de una planeación objetiva y verídica para enfrentar los problemas que acaecen en nuestro país, como por ejemplo el COVID, la inseguridad, la desigualdad, la pobreza.
Parte de este trabajo lo desarrollan las universidades; los recursos aplicados a la docencia, la investigación y, sobre todo, al tema que nos ocupa: la vinculación, área sustantiva donde resalta la importancia de las matemáticas aplicadas y otras áreas del conocimiento en el diseño de estrategias que resuelvan la problemática actual: salud, seguridad pública, desarrollo económico…
Sin embargo, en el tema de la matrícula de la Licenciatura en matemáticas, ésta es baja no en sólo en Zacatecas sino también en el resto de las entidades federativas, y puede decirse que en el mundo con respecto a otras carreras. Por lo tanto, los grupos son reducidos, lo cual representa un problema para la administración universitaria.
Como consecuencia de los grupos reducidos, siempre es un pelear con las autoridades que exigen la existencia de una matrícula mayor. La discusión, la lucha ha sido por años, y todo porque estudiar Matemáticas no es algo fácil ni común. Y dado que los estudiantes son pocos, para quienes encontramos fascinante el aprendizaje y enseñanza de esta ciencia, en la UAZ hay poco respaldo.
Por ejemplo, en julio de 2019 (en medios de comunicación zacatecanos), el rector de la UAZ presumió la firma de un convenio para la prevención del delito con la Subsecretaría de Prevención Social del Delito, en éste, en la práctica, hemos participado docentes de la Unidad académica de Matemáticas. Personalmente, puedo decir que he colaborado en dicho convenio en la elaboración y revisión de indicadores, incluso con la solicitud explícita a la Unidad de Matemáticas de participar con la ONU.
Asimismo, personalmente coordino un proyecto denominado: “Modelación matemática y distritación de territorio contemplando grupos minoritarios e incidencia delictiva”. Investigadores participantes: Luz Vanessa Bacio (Universidad Autónoma de Zacatecas), Federica Ricca (Universidad de Roma “La Sapienza”), Andrea Scozzari (l'Università degli Studi "Niccolò Cusano",Italia), Ziba Habibi Lashkarri (Universidad Polítecnica de Madrid, España).
Sin embargo, parece que al señor rector le pareció mucho pagarme menos de 5,200 (5hrs/semana/mes) pesos en un semestre, por este trabajo de vinculación realizado. La Dra. Leticia Ramírez, Directora de la Unidad de Matemáticas y el rector habían llegado a un acuerdo de palabra para que cinco profesores recibiéramos este apoyo. Pues ese acuerdo lo rompió el señor rector. Aprovecho para agradecer siempre el respaldo de la Dra. Leticia, quien con recursos propios de la Unidad insistió en pagar la cantidad citada.
¿O es qué, señor rector, de verdad le parecen muchos 5,200 pesos semestrales por trabajar en proyectos de vinculación universitaria? Estos proyectos aportan a la solución de la problemática más sentida por la sociedad: La seguiridad pública. Yo no tengo problema en trabajar aún sin el pago. Mis motivaciones y el costo real de la vinculación con la sociedad y mi pasión por la Matemática Aplicada tienen intereses más evolucionados. Pero sí, quiero dejar claro que hoy no solo no recibo cinco horas de salario, sino que de pilón la administración central de la UAZ me descuenta quincenalmente lo que ya se me había pagado.
Se ha anunciado la posibilidad de que la Universidad Autónoma de Zacatecas elegirá el próximo año, de manera virtual, a su nuevo rector(a). El 11 de febrero de 2021 se publicará la convocatoria. Ojalá que al próximo rector o rectora de la UAZ, le interesen los datos comentados, administre mejor a la UAZ, fomente y se comprometa con la vinculación real entre instituciones gubernamentales y la sociedad; para ello encontrará en mí una aliada.
Para incentivar la ciencia, la tarea que cumplimos como matemáticos en Zacatecas y particularmente en la UAZ, además de infraestructura e inversión, hace falta calidad humana; y sobre todo sensibilidad. Creo que México es un país fértil y que puede brindar oportunidades a la investigación y conocimiento científico, pero se requiere voluntad y un plan que nos convierta en la potencia que merecemos. No se vale desconocer los pocos acuerdos que existen, tenemos que construir el futuro que necesitamos para que podamos acceder a una mejor calidad de vida.
*La autora es profesora-investigadora de la UAZ y directora de Sin Sesgo Consulting S.C., especialista en el área de preferencias, elección social y sistemas electorales.