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Intenciones aspiracionanistas.
Por: Juan Carlos Girón Enriquez

Todavía no toman posesión los recién electos y ya comienza la carrera por la elección del 2024. La efervescencia del proceso electoral y del “triunfo” de morena en algunos lugares en donde no gobernaba lleva a muchos morenistas a sentirse con derecho de representar a ese partido en las siguientes elecciones.
No se va a descalificar a nadie, porque los de morena se descalifican entre ellos, pero si es triste pensar que México se ha convertido en un país de elecciones, puesto que parece ahora más importante ganar una contienda que hacer el trabajo para el cual fueron electos.
Muchos, desde que iniciaron su encargo están en campaña para la siguiente elección y cada paso que dan está pensado, precisamente, para hacerse de más simpatizantes para el próximo proceso, este ha sido el precio de la reelección.
Otros cuantos, se esmeran arduamente por seguir en los reflectores de una o de otra forma, porque esa presencia, según ellos, los hará candidatos para tal o cual puesto de elección popular en el siguiente proceso.
Y ¿cuándo gobiernan? ¿cuándo legislan? ¿Cuándo administran? ¿en qué momento se convirtieron en los eternos candidatos?
México ha pasado de ser una democracia representativa basada en un sistema de partidos, a ser una eterna campaña política buscando la reelección, plagada de cacicazgos y caudillos que buscan la manera de perpetuarse en el poder.
Es asombroso como la clase política se ha ido transformando hasta convertirse en unos gandules que se alimentan del erario público y que, sin trabajar, viven una vida de lujos. Porque eso es en lo que se han convertido, si fuera trabajo ser político nadie lo quisiera hacer, pero como la democracia en nuestro país se ha convertido en la creadora de nuevos ricos, para muchos es una forma de vida bastante rentable.
Pocos son los que verdaderamente tienen vocación de políticos y que pretenden ocupar un puesto de elección porque verdaderamente quieren hacer su trabajo, pero ellos se pierden en partidos políticos o candidaturas independientes que no logran la votación mínima y sus intenciones se pierden en una votación movida por intereses económicos.
En otros años, las intenciones aspiracionistas comenzaban a vislumbrarse el en último año, ahora todavía no se acaba un proceso electoral, cuando ya están apuntándose para el que sigue. En eso se ha convertido la democracia mexicana, en una agencia de empleo para los que no quieren trabajar.
Cuando aquella frase que se le atribuye a Miguel de Unamuno de “Renovarse o morir” fue acuñada, no se refería a cambiar de partido por uno nuevo o a cambiar de colores o de siglas, sino a hacer cambios radicales, transformaciones profundas, modificar la estructura, revolucionar la manera de hacer las cosas. En nuestro México, se ha entendido mal y se han limitado a cambiar de camiseta, aunque en el fondo se sigan escondiendo las mismas mañas, las mismas traiciones, los mismos mezquinos intereses, las mismas tropelías y de renovación, de revolución, de cambio no se ve nada.
El día que demos paso a esa verdadera revolución del pensamiento y de las acciones, que se renueven los partidos, las estructuras, las acciones, ese será el verdadero momento en el que se puede aspirar a una verdadera transformación del país. Mientras eso sucede, solo se trata de una cubierta más de la esfera de desaciertos y malas prácticas que terminamos pagando todos lo mexicanos, esa clase media a la que se refieren despectivamente y que cada vez somos menos, porque nos están llevando a la pobreza con tanta estrategia equivocada que protege los intereses de pocos y vulnera los derechos de muchos.

Docente Investigador de la Unidad Académica de Derecho de la Universidad Autónoma de Zacatecas. E-mail: giron705@hotmail.com