Skip to main content

Inflación y salario mínimo

Por Claudia Edith Anaya Mota*

Hace unos días, diferentes medios de comunicación dieron cuenta de que el próximo año, el salario mínimo incrementará 22%, derivado del acuerdo al que llegó el Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (donde está el gobierno, sindicatos e iniciativa privada).

Antes de entrar en materia, es importante que sepamos exactamente lo que significan dos conceptos fundamentales: salario mínimo e inflación. El salario mínimo es el pago mínimo que recibirá un trabajador como remuneración del trabajo que realiza; el empleador tiene la obligación de pagar a sus trabajadores ese salario por su desempeño, producto del esfuerzo realizado y en ningún caso, esa cantidad de dinero no puede sufrir ninguna disminución.

La inflación es el incremento desordenado de los precios de los productos, bienes y servicios durante un periodo de tiempo y tiene efectos negativos en la economía de un país, porque este aumento provoca una pérdida sostenida del poder adquisitivo de las y los trabajadores.

Son precisamente los bancos centrales (en nuestro caso, el Banco de México), la entidad encargada de mantener la estabilidad de la inflación y supervisar su comportamiento, porque precisamente estos cambios, influyen también en los mercados financieros y subrayo, en el poder de compra y en casos extremos, pueden llegar a cambiar la política monetaria de una nación.

En los últimos días, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), divulgó que en la primera quincena de noviembre la inflación alcanzó el 7.05% anual, siendo la cifra más alta en los últimos 20 años. Analistas financieros han alertado de la urgente necesidad de controlar la inflación, pues en medio de los intentos de la recuperación económica que nos ha dejado el coronavirus, el alza en los precios de los alimentos y de la luz, han provocado un incremento inusitado en el costo del resto de los insumos que necesitamos para vivir.

En la primera mitad de noviembre, seguramente usted ya notó que su recibo de luz llegó más alto de lo que comúnmente llegaba, también habrá notado que su sueldo destinado para la despensa ya no le alcanza igual, que productos como el tomate verde subieron súbitamente de precio, al igual que las frutas y las verduras, que de antaño habían sido las opciones de alimentación para las familias que ya no les alcanza para comprar un kilo de bistec.

El propio subgobernador del Banco de México, Jonathan Heath, ha alertado que se espera para este mes de diciembre, una inflación estimada entre 7.1% y 7.3% y ha declarado que este comportamiento de la economía “ha sido muy difícil de entender” (sic).

Si bien es cierto que el Banxico lleva varios meses subiendo las tasas de interés para aminorar el impacto de la inflación, su estrategia no ha dado los resultados esperados.

Este acrecentamiento de la inflación resulta muy preocupante, ya que al inicio de este año, el Banco de México se había propuesto un índice inflacionario de 3% y a un mes de culminar 2021, la cifra ya rebasó a más del doble y si el Banco Central no toma decisiones acertadas para controlarla y contenerla, el incremento al salario mínimo se pulverizará.

Lo ideal, es llegar a un orden inflacionario a la brevedad, pues de no ser así, otros indicadores se moverán, como el de número de personas en pobreza.

*Senadora de la República.