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Sobre el desarrollo en el mundo

Por Jose Luis Pinedo Vega

El concepto desarrollo, en la mayor parte de las teorías o visiones que existen, está asociado al estatus económico. Aquí y en China, rige la economía de mercado y nada más que la economía de mercado, y seguramente, como el precepto fundamental de la economía de mercado es el crecimiento económico, predomina la idea de que crecimiento económico es sinónimo de desarrollo.
Pero, si la economía de mercado fuera la panacea, el desarrollo ya hubiera llegado a todo el mundo. Pero no, existe una enorme estratificación de la riqueza a nivel mundial. Solo en 23 países el PIB per cápita es superior a 40 mil dólares por año por habitante. En el conjunto de esos países viven tan solo 582 millones de personas, -el 7.6% de la población mundial-. Y la estratificación de ese grupo de países es abismal. El Primero de ellos, Luxemburgo, tiene un PIB pc 3 veces superior al de Canadá, el número 23.
Un segundo grupo es un poco más compacto, con un PIB pc, entre 20 y 40 mil dólares por año por habitante. En conjunto, de ese nivel de vida se benefician 474 millones de personas -6.1% de la población mundial-.
México aparece en un tercer grupo; el de los países que tienen un PIB pc de entre 10 mil y 20 mil dólares. En este grupo es muy heterogéneo, lo compone una diversidad de países, entre otros China con sus 1414 millones de habitantes. En conjunto entre estos países viven del orden de 2330 millones de habitantes el 30.3% de la población mundial, aunque hay que tomar en cuenta que solo China representa el 18.6% de la población mundial. Este grupo tiene un PIB pc entre 5 y 10 veces más pequeño que el del primer mundo.
México aparece en los últimos países de este grupo, lugar número 52 de la estratificación mundial con un PIB pc un poco mayor a 10 mil dólares. Con un nivel de vida, similar o superior al México vive el 44 % de la población mundial. ¿Nos parece suficiente, para justificar el modelo económico actual?
Si en México la pobreza es generalizada, imaginemos lo que sucede en los restantes 150 países cuyo nivel de vida está por debajo de nuestro nivel.
Así como no se puede cambiar de clase económica, ni aunque nos saquemos la lotería, es imposible modificar la estratificación económica mundial. Un siglo de historia lo demuestra. Aun así, tenemos en la medula social la idea de que, si se puede, y sigue rigiendo el mundo una sola teoría económica del desarrollo, con algunas variantes, aunque en la literatura se habla de que existen varias.
En la literatura se dice que existen al menos cinco “teorías” diferentes sobre el desarrollo.
La visión neoclásica o liberal del desarrollo, tiene una connotación estrictamente económica y se mide en términos de crecimiento económico y en particular del PIB. Considera que los actuales países ricos han alcanzado el desarrollo, gracias a la acumulación de riqueza, el aumento de la producción y a su desarrollo tecnológico. Y esta receta, el crecimiento económico, se promueve en todo el mundo. Sin embargo, después de décadas de profundización de la desigualdad entre países ricos y pobres esta visión –denominando conservadora- evidentemente, debiera ser considerada como reduccionista.
Una segunda visión -llamada reformista- es la versión keynesiana. Al ver que la visión liberal tenía fallas, puesto que países con buen crecimiento de producción, no se desarrollaban, los keynesianos establecieron que el desarrollo se logra mediante el capitalismo usado por países ricos, pero, procurando tener un mercado interno poderoso y saneado, un flujo económico estable y poca dependencia del exterior. En esencia es una teoría es similar a la liberal, puesto que se sustenta en el aumento en la producción, promoviendo mayor circulación interna del mercado.
Una tercera visión es la marxista. Bajo esta versión, los países subdesarrollados, aunque realicen reformas tanto internas como en el comercio mundial, jamás llegarán al desarrollo, ya que los países pobres están marginados en el mercado; puesto que participan en las tareas más baratas de la cadena el mercado -la extracción de recursos naturales y del uso de mano de obra barata-. Según la versión marxista para que el mundo se desarrolle, debía aplicarse un modelo económico alternativo, el socialismo. Pero este sistema quedó en el pasado, después de la caída del bloque socialista.
La cuarta visión predica un desarrollo humano, aquí coinciden altero-globalistas, ecologistas y feministas. Consideran que el desarrollo tradicional, seguido por los países ricos, basado en la industrialización y la producción intensiva, tiene un elevado costo ambiental y social y ecológico, por lo que se debe buscar un sistema económico alterno basado en el desarrollo humano, basado en el aumento de las oportunidades socioeconómicas o de las capacidades humanas.
La quinta visión se ha llamado la revolucionaria personal. Está representada por un heterogéneo conjunto de economistas de países no de primer mundo, que enarbolan postulados filosóficos que relacionan las tradiciones culturales no occidentales, como la filosofía perenne, que llevan al desarrollo a centrarse en el crecimiento personal y en la auto-realización y el progreso interior. Consideran al individuo como base de la sociedad.
Las críticas tanto de los marxistas como de los promotores del desarrollo humano e incluso de la llamada visión revolucionaria personal, tienen sentido. Entre otras cosas porque el concepto de desarrollo es un señuelo, que permite crear ilusiones, pero que en los hechos es parte de la estrategia que mantiene el “orden económico mundial”.
Pero, el estatus mundial es muy rígido, e intuitivamente las nuevas generaciones saben que ya no se vale soñar. Saben que no tendrán una vida mejor que la de sus padres. La economía de mercado funciona aparentemente bien, pero en forma artificial. Con un costo enorme sobre el deterioro del planeta; supuestamente, creando una “riqueza” que ya no tiene respaldo en el oro, como antes, ahora el respaldo es en papel.
Según un estudio [financiado por la ONG Avaaz] basado en una encuesta realizada entre mayo y junio de 2021 por el Instituto Kantar entre 10.000 jóvenes de entre 16 y 25 años en diez países, el 74% de los jóvenes considera que el futuro "da miedo ". Debido al cambio climático, “el 39% duda en tener hijos”.
Nuestros hijos tienen razón en estar preocupados, pero la clase política está convencida de que hay soluciones. Pero desconoce absolutamente cuáles son esas soluciones.
Si, en la literatura puede haber muchas versiones de la teoría del desarrollo, pero en la práctica solo rige una, la que sigue negando el desarrollo al mundo. Por tanto, no es racional ni humano seguir predicando la misma visión del mundo. Cada día es más urgente e importante revisar el orden económico mundial, las relaciones internacionales, las relaciones sociales, el papel de la clase política. Tarde que temprano será imperativo el tener que construir un nuevo orden económico mundial y una nueva mentalidad.
¿A quien comete esa tarea?

*Dr. Maestro Investigador del CREN- UAZ