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LA NUEVA CASA BLANCA
Por: Isadora Santivañez Ríos

Uno de los mayores escándalos de corrupción del sexenio de Enrique Peña Nieto se centró en una propiedad de su esposa, la cual fue denominada la Casa Blanca, esta tenía un costo de 86 millones de pesos y se encontraba ubicada en Lomas de Chapultepec, tras una investigación periodística de la reconocida Carmen Aristegui, se dio a conocer que esta propiedad anteriormente le pertenecía a uno de los contratistas preferidos del entonces gobierno federal y que posteriormente fue adquirida por la primera dama de México, durante el mandato de su esposo.
El escándalo que provocó esta noticia dio la vuelta al mundo y se puede decir que fue uno de los momentos que más cimbró al Gobierno de Peña Nieto, el cual ya era señalado por actos de corrupción y nepotismo.
Esta investigación arrojó como resultado que además de ser una mansión lujosa y llena de detalles, también contaba con privilegios que otros domicilios no tenían, como el resguardo por parte del Estado Mayor Presidencial, sin embargo, aún se vinieron más escándalos derivados de la adquisición de esta propiedad, ya que el tema se volvió tan controversial que la primera dama tuvo que salir a dar una declaración respecto a este tema.
Esta declaración fue muy desafortunada, ya que se dirigió a la sociedad de una manera prepotente, mostrándose molesta y explicando que la Casa Blanca fue adquirida gracias a años de trabajo como protagonista y artista exclusiva de una de las empresas televisoras más importantes de nuestro país.
Todo esto, dio más de que hablar y generó una gran polémica entre la sociedad, sin duda alguna fue uno de los mayores escándalos que vivió la familia presidencial.
Sin embargo, hoy nos encontramos ante un nuevo escenario, en el que el hijo del Presidente de la República, quien se ha autoproclamado honesto, transparente, pulcro y principal defensor de la austeridad, se ve envuelto en un gran escándalo parecido al de la llamada Casa Blanca, demostrando que la familia de Andrés Manuel López Obrador, también tienen mucha cola que le pisen y que han sabido usar sus influencias para darse una vida llena de lujos y excesos.
Desde hace muchos años, se ha señalado a José Ramón López Beltrán, como un hombre al que le gusta la buena vida, hablando de sus viajes alrededor del mundo, de sus vehículos costosos y de su ropa de marca y de manera muy específica a la forma de vida que lleva su esposa, Carolyn Adams y que en todo momento hace pública a través de sus redes sociales.
El alto poder adquisitivo de la pareja no coincide con el desempleo en el que, desde hace varios años, supuestamente se encuentra el hijo mayor de Andrés Manuel López Obrador, lo que hace aún más inexplicable la vida de opulencia que lleva.
Derivado del escándalo que provocó la investigación de Carlos Loret de Mola, en la que da a conocer que el hijo de Andrés Manuel López Obrador vivió en una enorme mansión ubicada en Conroe, Texas y cuyo anterior dueño, casualmente era Baker Hughes, una de las compañías petroleras más grandes del mundo y principal socia de la compañía mexicana PEMEX, la cual se encuentra bajo la administración del Gobierno mexicano, el Presidente de la República se vio en la necesidad de dar una explicación, la cual fue más que desafortunada y risoria.
El Presidente explicó que la esposa de su hijo es millonaria, por lo que para ellos es posible acceder a este tipo de propiedades y que la relación con la empresa petrolera, nada tiene que ver con los privilegios que otorga ser hijo del Presidente de la República, lo que llevó a la sociedad mexicana a sentirse ofendida e indignada, ya que vemos en nuestro Presidente, no solo al hombre que miente respecto a la austeridad y la erradicación de la corrupción y del tráfico de influencias, sino que además solapa y encubre a quienes se aprovechan del pueblo para llevar una vida llena de lujos.
La explicación de la Gaviota, aunque fue increíble, como mínimo justificaba sus compras millonarias con el esfuerzo de su trabajo realizado durante años y públicamente conocido, sin embargo, es imposible justificar que un hombre desempleado y supuestamente sin privilegios pueda tener este tipo de propiedades con un costo de 19 millones de pesos, ubicada en una se las zonas más exclusivas del Fraccionamiento Jacobs Reserves y construida sobre un terreno de 2 mil 500 metros cuadrados.
El día de hoy, México vive un proceso en el que le han quitado la venda de los ojos y puede ver en este Gobierno los excesos, el despilfarro y la poca prudencia en el manejo de los recursos. La esperanza de México hoy se ve perturbada por una cruel realidad que supera los demonios del pasado.