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EL AVANCE EN LA TRANSPARENCIA, VERSUS, EL ATRASO EN LA RENDICIÓN DE CUENTAS

Por: Isadora Santivañez Ríos

En la época moderna es común ver avances tecnológicos que dan la vuelta al mundo en cuestión de minutos, lo que hace que tengamos una vida más llevadera y facilita en gran medida la conectividad y comunicación entre las personas. La era digital dejó atrás viejas y nocivas prácticas en las que administraciones públicas podían actuar bajo ciertas concesiones que les daba el anonimato y la privacidad de mucha información que debería ser pública.
Ahora, se han visto en la necesidad de trasparentar gran parte de sus acciones y de estar expuestos al escrutinio público de manera ágil y abierta, cualquier información puede estar al alcance de todas las personas interesadas, y aunque como en cada aspecto de la vida social, quienes desean hacer un mal uso del recurso público y actuar de manera indebida en el ejercicio gubernamental, logran la manera de ocultar sus prácticas maliciosas, cada día es más complejo que puedan lograrlo sin que sean señalados o sin que esta información salga a la luz.
En los últimos años, varios investigadores se han dedicado a generar plataformas digitales que impulsen iniciativas de participación ciudadana, transparencia gubernamental e innovación, que ayudan a la modernización del Estado y con ello generan un cambio positivo en las economías y en la sociedad.
La intención es lograr tener administraciones ágiles, flexibles, eficientes y sobre todo trasparentes, impulsando a los gobiernos a trabajar mediante la incorporación de las Tecnologías de la Información y Comunicación y con ellos tener administraciones que dejen de lado la lentitud que genera la burocracia.
La digitalización de las administraciones públicas no solo se limita a subir la información de las mismas a las plataformas digitales, también permite a tener mayor control de los perímetros de seguridad, medir zonas de riesgo bajo determinados parámetros de focalización, agilizar los trámites burocráticos, generar conectividad e interrelación entre los diversos programas de gobierno, mantener padrones actualizados y sincronizados que permitan una mejor distribución de la gestión pública, acceder a sistemas modernos e innovadores para la prestación de servicios públicos, entre muchas otras cosas que no solo facilitan la vida de los ciudadanos, sino que permiten que las administraciones públicas puedan cumplir de mejor manera sus responsabilidades y obligaciones.
Sin embargo, aún existen muchos temas que deben ser tratador y mejorados, ya que, si bien la información puede ser públicamente conocida y en algunas ocasiones hasta lógica para todos los estratos, es importante mencionar que no es lo mismo la transparencia de la información a la aplicación de la ley y la eficiencia en la impartición de justicia.
Se puede decir que hemos avanzado en materia de trasparencia, pero que aún falta mucho respecto a la rendición de cuentas. En ese aspecto llevamos muchísimas décadas de atraso en nuestro país, debido a que acciones que resultan públicas y abiertas como el enriquecimiento ilícito y repentino de muchos funcionarios, en la minoría de los casos son sancionadas o si quiera investigadas.
La corrupción resulta uno de los más grandes males de nuestro país, sin embargo, la opacidad en la aplicación de la ley es la que permite que los representantes populares o funcionarios de gobierno, en cualquiera de sus niveles, puedan realizar acciones indebidas de manera fácil y sin que estos sean juzgados como es debido.
Por lo tanto, es importante implementar acciones de corresponsabilidad que vayan encaminadas a generar leyes y protocolos más rigurosos respecto a aplicación de la ley para los servidores públicos corruptos, ya que la innovación en las plataformas de gobierno y la digitalización de las administraciones gubernamentales, no servirán de nada, mientras las autoridades correspondientes sigan solapando acciones que perjudican a la sociedad en general y que generan un daño al erario público.
Los gobernantes en turno que no señalan ni investigan a los gobernantes pasados, al momento de hacer una revisión de las cuentas públicas y de sus operaciones, resultan comparsas y, por lo tanto, adquieren corresponsabilidad respecto de las mismas. Es por tal motivo que debemos dejar el combate a la corrupción fuera del discurso y empezar a implementar las acciones necesarias para erradicarla.