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El dolor de despertar en Zacatecas… ahora le toco a Valeria y amig@s

Por la Dra. Verónica Arredondo

Hace unos días en mi amado estado, despertamos con la noticia de que, otra vez, jóvenes zacatecanas y zacatecanos habían sido secuestrados y desaparecidos durante la noche. Nadie sabía con certeza lo que estaba ocurriendo. Queríamos encontrarlos a como diera lugar. Las redes sociales atestiguaron nuestra preocupación como sociedad. Lamentablemente fueron encontrados sin vida. No hay ninguna razón válida que justifique la crueldad con la que tenemos que lidiar, el desasosiego que experimentamos, la inseguridad que debemos librar durante las 24 horas de cada día de la semana. Zacatecas padece la violencia general que se padece en cada estado del país, nos toca encontrar la solución a este problema.

La violencia como síntoma
Apenas comenzábamos el presente año y el crimen organizado nos dejaba en la Plaza de Armas un mensaje de que nuestro afán de encauzarnos como comunidad, no sería sencillo. A pesar de los buenos deseos de Año Nuevo y de que un gobierno trataría de reconducir las riendas de Zacatecas, la realidad nos golpeó de otra manera; la violencia nos indicó que el trabajo que tenemos pendiente es grande y requiere de las suma de todos los esfuerzos.
En Zacatecas, como en otras partes del país, los problemas cotidianos se conjugan para dificultar nuestro desarrollo, caminamos trastabillándonos, la reconstrucción que deseamos y queremos no va a ocurrir de un día para otro, pero si es urgente para todos y todas dictar ya acciones concretas que ayuden a iniciar la salida de este gran problema de violencia que a todos y todas afecta. Hay dinámicas comunes que nos parecen impracticables. Salimos a la calle con el miedo adentro de nuestros cuerpos. Sabemos que no es normal que ocurran desapariciones y asesinatos en un país que se caracteriza por la querencia ya la solidaridad de su pueblo.
La violencia es un síntoma que nos indica que no es suficiente querer y desear que tengamos una vida tranquila y en paz, tenemos que construir el contexto adecuando que nos permita establecernos dentro de ese ecosistema de apacibilidad.
Como ciudadanas y ciudadanos, no debemos quedarnos con los brazos cruzados y conformarnos con que eso esto lo que hay, porque caeríamos en el error. Tenemos diversas herramientas para transformar la realidad, tenemos una constitución que dicta las labores del gobierno, somos representados por funcionarios a los que hemos elegido y en los que hemos confiado; somos gente que podemos organizarnos en todos los niveles, para colaborar con nuestros legisladores y demás segmentos del gobierno. Nuestro sistema en lo teórico debe de funcionar de acuerdo a sus propios mecanismos, debemos ponerlo en práctica. Hemos luchado durante décadas para tener una nación dentro de la cual vivir y caminar hacia el futuro.

Zacatecas nos duele
Por lo anterior, resulta lamentable que nos despertemos con las terribles noticias de que otro acontecimiento funesto ha ocurrido en nuestro terruño. Nos duele profundamente que este tipo de hechos lamentables nos caractericen de una forma u otra. No podemos vivir tranquilos, no podemos salir a la cotidianidad en esta nueva normalidad sin pensar si vamos a regresar a casa.
La violencia tampoco es un hecho aislado, tenemos que resolver los problemas de desempleo que tenemos, atraer la inversión, luchar contra la pobreza, llevar a nuestro estado a un estado de pleno desarrollo. Tenemos el potencial para crecer, no debemos descuidar ninguno de los frentes.
No podemos fracasar si nos percatamos de la realidad. Nuestra voluntad todavía puede cambiar las cosas. Tenemos sueños y deseos, tenemos a nuestra niñez y juventud, nuestra cultura e historia, nuestra comunidad, por factor humano no quedamos a deber nada, y todo esto debe de servirnos para modificar el presente.

Nuestras mujeres zacatecanas, todas somos hermanas
Debimos haber detenido este país hace mucho tiempo, debimos haberlo parado todo, para preguntarnos y resolver el gris horizonte, y enfrentar los problemas que tenemos como sociedad. No podemos de ninguna manera prometernos nada si no somos capaces de estructurar el mundo desde sus cimientos, para detener en primer lugar la violencia que nos lleva siempre a mordernos los dientes y callarnos las lágrimas. Hoy son nuestras jóvenes, nuestras hermanas Valeria y Alexia, quienes ya no caminarán con nosotras.
Exigimos justicia para honrar la memoria de Alexia, Valeria, Irving, Natalio, Luis Ángel, nuestras hermanas y hermanos, y para que no se repita nunca más. No hay justificación que valga ante el asesinato, ni ante un fenómeno tan flagrante como los feminicidios.
Estamos fallado a nuestra niñez y juventud, nuestro futuro, a nuestras hermanas, no podemos construir la realidad que queremos sin antes garantizar la paz y el bienestar de nuestra gente, debemos detenernos, evaluar, planear y solucionar nuestros problemas.
Estamos a unos días de conmemorar el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Valeria y Alexia no estarán con nosotras. Nuestras hermanas, hijas, amigas, compañeras, nos van a faltar. Lamentamos su falta, no queremos que ocurra de nuevo, las queremos a todas vivas.
Estamos hartas de que se pase por alto de que además de todas las desventajas que tenemos que librar para desarrollarnos e insertarnos en la sociedad, tengamos que lidiar con pensar si vamos a regresar a casa vivas.
Valeria, Alexia, las extrañamos.

Post Scriptum
Creo que ninguna mujer, y ningún hombre, optaría por el ejercicio de la violencia si creciera en medio de un contexto que le beneficiara. Si las personas tuviéramos las oportunidades adecuadas de desarrollarnos, no tendríamos que despertar a la realidad con estas terribles noticias. Pero no es así. A pesar de vivir en un país tan generoso y diverso, de alguna forma, no hemos podido aprovecharlo. Yo no quiero aceptar la ”normalidad”, ni la precovid ni la postcovid. Me niego.
Yo tampoco sé cómo, pero sé que la solución tiene que venir desde todos los sectores de la sociedad, entre los cimientos que somos la gente. Tenemos que comenzar por preguntarnos sociedad y gobierno. ¿En qué hemos fallado? Quizá la respuesta más humilde que puedo pensar es que tenemos que hemos fallado en todo, pero tampoco sería real. Nos va a costar, pero podemos hacerlo. Podemos iniciar asumiendo todos nuestra responsabilidad, desde la posición en la que nos enocntramos cada uno y cada una en el gobierno y fuera de éste. Podemos reconstruir un Zacatecas nuevo, más justo, más humano, más diverso.