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Nos duele la violencia.
Por: Juan Carlos Girón Enriquez
En memoria de las mujeres, hombres, niñas, niños y adolescentes que han muerto o desaparecido en lo que va de este sexenio.

La inseguridad aqueja a todo el país, no hay otros datos. La violencia se siente en la piel de todos y cada uno de los mexicanos. Cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo una nueva muerte, una nueva desaparición, un nuevo incidente delincuencial y las autoridades brillan por su ausencia.
La situación es cada día más desafortunada, ver o leer las noticias es solo la confirmación de la violencia que sabemos se vive en cada rincón del país, pero cuando tuvimos la oportunidad de crecer en una de las Entidades Federativas más seguras del país, darte cuenta que ahora eres vives en una de las más inseguras, duele.
Si, duele Zacatecas, porque antes podías transitar libremente por las calles y callejones a cualquier hora y sabías que nada malo podía pasar, podías viajar libremente por sus caminos y carreteras y no sentías miedo de ser asaltado o de ese viaje pudiera significar tu muerte, porque salías de tu casa todos los días con la certeza de que regresarías a ver a tu familia.
Ahora todo eso se terminó, cada viaje, cada día, cada salida, cada momento, se percibe el temor, la inseguridad, la violencia, el riesgo que representa salir a carretera o caminar por un callejón oscuro. Ese no era el futuro que pensaba para mis hijos, ese no era el Zacatecas que quería heredar a futuras generaciones.
Pero no sé si duele más la inseguridad o la indiferencia de las autoridades, no sé si culpar al delincuente que acecha en las calles o al quién está sentado en la oficina de gobierno, el primero es responsable de la inseguridad por sus acciones contrarias a la ley, que atentan contra la seguridad de los zacatecanos, el segundo es responsable por sus omisiones, por no actuar, por no cuidar a los zacatecanos, por ser omiso en el diseño e implementación de políticas públicas que generen empleo de calidad, por no mejorar y optimizar el sistema educativo, por no hacer lo que le corresponde en materia de seguridad pública.
Y como siempre, la ciudadanía es la que pagamos las consecuencias de la ineficacia de las autoridades.
No culpo al policía que gana un salario ínfimo, que no tiene los insumos necesarios para proteger su vida ni la de su familia, menos dará la vida por nosotros, porque el Estado ha sido incapaz de ver que si los cuerpos de seguridad tienen capacitación, instrumentos de trabajo adecuados, buenos sueldos, prestaciones, esos serán incentivos que los motiven a hacer su trabajo de mejor calidad, pero cuando ellos se atreven a levantar la voz y hacernos saber a toda la sociedad las precarias condiciones en las que se encuentran desempeñando sus funciones el Estado prefiere despedirlos a mejorar sus condiciones de trabajo.
Tampoco culpo a aquel que tiene que salir temprano a trabajar todos los días y que al sentir la amenaza de un asalto defienden con su vida lo que tanto esfuerzo les ha costado construir y que ven amenazado por aquellos que quieren obtener en segundos lo que a ellos les ha costado tanto tiempo y dedicación. Nadie deberíamos temer porque nos roben el fruto de nuestro trabajo, porque nos hagan abandonar nuestros hogares porque es inseguro vivir en nuestra comunidad, nadie deberíamos tener miedo de transitar por la calle.
No se vive en sociedad para tener miedo, se vive en sociedad para convivir, para ser solidario, para crear todo un sistema de gobierno y de Estado que nos permita mejorar las condiciones de vida de todos, a eso le llamamos gobernanza, no al miedo, no a la muerte, no a la ingobernabilidad en la que ahora nos encontramos.

Docente Investigador de la Unidad Académica de Derecho de la Universidad Autónoma de Zacatecas. e-mail: giron705@hotmail.com