Skip to main content

LOS NUEVOS MODELOS DE POBREZA EN MÉXICO

Por: Isadora Santivañez Ríos

Las políticas económicas de las diversas administraciones que han gobernado a nuestro país, dejaron huella en nuestro desarrollo económico y social, por lo que los gobiernos son medidos con base a los resultados estadísticos que reflejan una clara realidad de las condiciones en las que nos encontramos.
Aunque es innegable que la popularidad de los gobernantes, no depende de sus políticas públicas en materia de economía, es fundamental, entender el crecimiento de México, a través de los sistemas financieros en lo que se envuelven los diversos entes públicos.
El Producto Interno Bruto, por ejemplo, refleja el total de bienes y servicios producidos en un país durante un espacio de tiempo determinado y éste comúnmente es utilizado para generar datos comparativos entre un gobierno y otro, lo que permite medir los resultados tanto negativos como positivos de alguna administración en específico, por ejemplo el crecimiento económico anual que se registró durante la administración de Enrique Peña Nieto fue del 2.5%, mientras que con Felipe Calderón fue del 1.7% y con Vicente Fox fue de 2%, por lo que resulta evidente que el Producto Interno Bruto de México tuvo mayor crecimiento en el sexenio de Peña Nieto que en el de Calderón y Fox.
Otro dato estadístico que permite generar un análisis objetivo de los resultados de los gobernantes es el llamado Déficit, el cual representa un presupuesto en el que los gastos de una administración son superiores a sus ingresos, a grandes rasgos, el déficit es sinónimo de carencia y falta de un equilibrio económico.
En este sentido, Vicente Fox presentó a finales de su administración un déficit comercial de $38, 885. 1 mdd, mientras que Felipe Calderón tuvo un déficit de $1, 756.2 mdd, para ese mismo periodo, Enrique Peña Nieto, la balanza tuvo un déficit de $315.9 mdd, por lo que es evidente qué Presidente tuvo una administración más equilibrada.
Por su parte, el actual Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha generado una política pública de austeridad republicana, la cual consiste en optimizar el recurso público para propiciar el aprovechamiento del mismo, este plan pretende lograr que el gasto de la administración pública se reduzca de manera sustancial, por lo que el déficit, que concibe una comparativa entre el ingreso y el gasto, ha podido tener resultados positivos, generando un superávit de $1,448.8 mmd.
Sin embargo, que no se gaste, no quiere decir que los ahorros se vean reflejados en una economía en desarrollo, ya que el recurso se ha destinado a determinados proyectos específicos, lo que no ha permitido que se forje un aprovechamiento óptimo del mismo, dando como resultado que durante esta administración el PIB cayera un 0,4%.
Al parecer, los resultados deficientes del plan de austeridad republicana han motivado a que la Cuarta Trasformación, a través del propio Presidente de la República impulse un nuevo programa llamado “pobreza franciscana”, el cual ofrece más austeridad en el gasto de la administración pública, para que así los ahorros se destinen a los programas sociales que ha impulsado el Gobierno de la República.
Este programa impuesto por Andrés Manuel López Obrador, parece una serie de reclamo a sus funcionarios federales, los cuales, al parecer, no han dado seguimiento cabal a los postulados de la Cuarta Transformación, además se ha visto como un pretexto perfecto para debilitar a los órganos autónomos, los cuales se verían asfixiados ante una serie de regulaciones que nos les permitirían operar de manera libre e independiente, lo que pondría en riesgo el desempeño de sus funciones, así mismo puede provocar que muchas de las dependencias federales, pierdan la capacidad de ejercer sus atribuciones de manera correcta, lo que podría llevar a nuestro país a caer en una grave crisis de inoperatividad financiera.
La pobreza franciscana hace un llamado al pueblo de México a amarrarse el cinturón, para así vivir con más carencias y sufrir los estragos de las pésimas decisiones que se han tomado durante esta administración en materia de política económica. El nuevo modelo de pobreza franciscana, llama al pueblo a no tener más que un par de zapatos, a vivir con lo más básico y esencial y a no contar con la posibilidad de tener un crecimiento económico y una mayor solvencia, que le permita desarrollarse libre y plenamente.