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Es nuestro cuerpo, es nuestra decisión…

Dra. Verónica Arredondo

En estas semanas se lleva a cabo en Zacatecas un ejercicio necesario para subsanar una de las injusticias que más padecemos las mujeres por el hecho de ser mujeres: no poder decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra salud. Diversas organizaciones de mujeres han llevado a cabo un acto de reflexión y pasado a la acción en busca de que toda mujer zacatecana pueda decidir interrumpir su embarazo si esta lo decide. En estos momentos se juntan firmas para llevar al congreso estatal la iniciativa de la despenalización del aborto o interrupción legal del embarazo. Hace alrededor de un año la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional criminalizar el aborto en México. Ese hecho sentó un precedente para que todos los estados que conforman la federación, lleven a cabo las reformas necesarias en sus códigos penales para garantizar el derecho de las mujeres a interrumpir el embarazo. Y ahora toca el caso Zacatecas.

Hace algunas entregas de mi columna, había tocado el tema de decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras decisiones, así que retomaré mucho de lo que dije antes. Antes de proseguir quiero dejar patente que el derecho al aborto no es una imposición, esto no quiere decir que las mujeres deberán interrumpir su embarazo, pero sí significa que podrán tomar la decisión en caso de que así lo decidan. Eso debemos tenerlo claro. Si hay quienes se imaginan que vamos a correr en bola a abortar, están equivocados. Si hay quienes piensan que vamos a dar rienda suelta a nuestros cuerpos, están equivocados. Si hay quienes piensan que ejercer nuestro derecho nos vuelve malas y terribles, están equivocados. Ningún hombre puede entender lo que es estar embarazada, y tampoco puede entender lo que implica interrumpirlo. Entonces estas palabras van dirigidas a la sociedad que está dispuesta a entablar un diálogo y ayudar a que el proceso de la iniciativa llegue a buen puerto y podamos acceder al derecho y contemos con todas las herramientas para que esté sea llevado a la práctica en las mejores condiciones.

En 2021, la Suprema Corte de Justicia de la Nación despenalizó el aborto, una decisión histórica que fue avalada por una votación por unanimidad de los ministros en pleno. Se supone que a partir de ese momento, ninguna mujer podría ser detenida y procesada por abortar, y cualquier mujer que se encontrara presa por ese motivo debería ser liberada. No nos consta que esos enunciados hayan sido respectados, no tenemos datos al respecto, pero esperemos que así haya sido.

Como decía antes, la cuestión de interrumpir el embarazo es un tema mucho más complejo. De acuerdo con algunas estadísticas y fuentes oficiales, en México se practican hasta un millón de abortos anuales, un tercio de los mismos resulta con complicaciones y requiere atención médica urgente o inmediata hospitalización. Miles de mujeres pierden la vida por prácticas insalubres y poco profesionales. El aborto, más que un tema moral, es un problema de salud pública, y como tal debería de ser tratado. En el país, de acuerdo con asociaciones feministas, y en 2021, había alrededor de 200 mujeres presas por abortar, aunque no estaban acusadas de aborto, sino de delitos como infanticidio, filicidio, etcétera. Zaldívar, uno de los ministros de la Suprema Corte, declaró: “El Tribunal demuestra así, con hechos y sentencias, que su único compromiso es con la Constitución y con los Derechos Humanos”. Y precisamente, que toda mujer pueda decidir sobre su cuerpo, es un derecho humano e inalienable.

Después de que la SCJN despenalizó el aborto, se suponía que cada estado debería reformar sus códigos penales para no continuar criminalizando a las mujeres que decidieran abortar. Algunos estados lo hicieron, otros lo discutieron, otros más ni siquiera tienen el tema en su agenda. Zacatecas ahora está intentando ponerlo en discusión en el congreso. Se tienen que reunir cierta cantidad de firmas avaladas por medio del Instituto Electoral y un ejercicio de participación ciudadana para que la iniciativa sea llevada al congreso. Esta práctica está llevada a cabo por organizaciones de mujeres, no por los congresistas, que deberían de ser ellos y ellas, nuestros representantes, quienes impulsaran la enmienda. Pero bueno, vivimos en un país y un estado sumamente conservador. Tenemos una sociedad que ha sido moldeada por la TV y por decenas de años de vivir bajo la dictadura de un solo partido político. Que se haya despenalizado el aborto es un gran avance, pero que existan las condiciones para hacer de esta práctica una opción viable todavía falta un largo camino.

En este país conservador, abortar, es un tema delicado. Para empezar la familia de una mujer que aborta difícilmente la apoyará, tampoco encontrará acompañamiento psicológico y quizá ni pueda acudir a las clínicas donde tendría que ser atendida porque estas sencillamente todavía no existen. Recuerdo que hace unos días leí una noticia de un diario español donde se relataba lo difícil que era abortar en clínicas públicas en España. Primero porque no había el personal preparado y segundo porque muchos de los médicos eran objetores de conciencia (aunque estos mismos médicos en sus clínicas privadas practicaban los abortos que se negaban a llevar a cabo en las clínicas públicas). Pero esos son dos problemas reales: la falta de infraestructura y que carecemos de acompañamiento profesional para las mujeres que decidan abortar.

La despenalización del aborto significa que a las mujeres se nos reconoce nuestro derecho a decidir sobre nosotras mismas, un tema que ni debería ponerse a discusión, porque imaginemos por un momento, tú, hombre, que yo como mujer tuviera la potestad de decidir sobre ti, cómo te vistes, cómo hablas, como te comportas, cómo practicas tu sexualidad. Eso es lo que nos ha ocurrido a las mujeres durante toda la historia humana, y no me estoy quejando, sino que me parece una observación pertinente.

Durante este año, 2022, los estados de Guerrero y Baja California Sur, aprobaron despenalizar el aborto mediante iniciativas y el aval de sus congresos. El tema va caminando poco a poco, la sociedad mexicana va comprendiendo la necesidad de una práctica que ha transcurrido en la ilegalidad y la insalubridad, el peligro y el riesgo. ¿Es necesario que una mujer que quiere interrumpir su embarazo lo haga en medio de un contexto sombrío? ¿Por qué no estamos ahí como sociedad para apoyarla? Tenemos que construir los elementos necesarios para que el derecho a decidir sobre nosotras mismas, el derecho a abortar, sea llevado a cabo bajo las mejores condiciones. Requerimos clínicas, médicos, enfermeras, psicólogas, requerimos una labor de sensibilización para con nuestras familias. Requerimos conocer todos los métodos anticonceptivos, requerimos que en nuestros centros escolares, laborales, sociales, exista la apertura necesaria para no ser señaladas, requerimos ejercer nuestra libertad en toda su amplitud y consecuencias.

La despenalización del aborto es la primera iniciativa ciudadana llevada a cabo en Zacatecas, una iniciativa además feminista, construida, pensada y consensuada por mujeres organizadas. Y nos señala una oportunidad de que nuestros derechos sean reconocidos no solo en el discurso oficialista sino en la práctica. Quizá tengamos miedo de participar, de firmar, de lo que dirán nuestros amigos y amigas y familiares que vean con malos ojos que podamos decidir sobre nuestro cuerpo, quizá nunca vayamos a abortar, quizá muchas cosas, pero debemos entender que la decisión debe ser una opción para cualquier amiga, prima, hermana, compañera, colega, que así lo requiera.

Invito a mujeres y hombres a participar con su firma para que la iniciativa llegue al congreso, los invito a acercarse en las redes sociales o su círculo de amistades a las personas que están recolectando las firmas. Hay compañeras auxiliares que están llevando a cabo el proceso avaladas por el INE. Si quieres participar, necesitas tu credencial de elector vigente. La campaña concluye el 28 de septiembre. Y recuerda que una mujer debe decidir sobre su cuerpo y salud, estamos construyendo las condiciones de que de verdad ejerza su libertad en todos los aspectos.