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REFORMAS
PELIGROSAS

Por: Isadora Santivañez Ríos

Desde el inicio de la administración de Andrés Manuel López Obrador como Presidente de la República se habló de la necesidad de hacer algunas modificaciones a ciertos organismos públicos descentralizados, como lo son el Instituto Nacional Electoral y el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, lo que para muchos opositores al actual gobierno federal, generó una señal de alerta, debido a que ambos forman parte de la nueva democracia de nuestro país y de la consolidación de las instituciones garantes de nuestras libertades y el respeto a la ciudadanía plena.
Por lo que el rumor de que se pretendía desaparecer a ambas instituciones comenzó a surgir de manera natural entre ciertos estratos de la población, aunado a esto, al actual Presidente de la República, siempre se le ha acusado de tener ciertos tintes dictatoriales y una personalidad dominante y lineal, lo que provocó que la funcionalidad y viabilidad de ambas instituciones se colocara dentro de las mesas de debate de los principales líderes de opinión de nuestro país.
Y con ello surgió una latente preocupación por parte de los partidos políticos de oposición y por muchos integrantes de la sociedad en general, respecto al posible retroceso de la consolidación de la vida democrática de nuestro país.
A esto, se le suman los constantes desacuerdos públicos entre el actual Presidente del INE, el Dr. Lorenzo Córdova y el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quienes a través de los medios de comunicación protagonizaron una guerra mediática que avivó el rumor de la desaparición de nuestra democracia.
Sin embargo, no se conocía de manera formal ninguna iniciativa o reforma propuesta por el Presidente, para hablar de una verdadera modificación o eliminación de ambos organismos descentralizados.
Fue hasta hace unos días que se hizo pública la Iniciativa de Reforma Electoral que propone AMLO, la cual, según sus defensores, tiene como fin único y exclusivo “hacer más barata” la democracia en México. Sin embargo, las propuestas de modificación son más profundas que eso y podrían interpretarse como un simulado debilitamiento de los procesos electorales de nuestro país, así como de los partidos de oposición, lo cual, podría poner en alto riesgo a la democracia.
Si bien es cierto, que no se propone la desaparición del Instituto Nacional Electoral, sí se contempla la eliminación de los Institutos Estatales, centralizando así los procesos electorales y acotando al órgano garante de nuestra democracia en un evidente proyecto contradictorio al llamado federalismo mexicano.
A la par, se pretende la reducción del número de Consejeros que integran dicha institución, así como la reducción de su presupuesto, por lo que la limitante económica podría ser un problema para garantizar la pulcritud de los procesos electorales.
Además, se propone que el financiamiento público a partidos políticos solo se otorgue durante el periodo de campañas políticas, es decir, menos recurso para los partidos que no forman parte de la élite del poder. Y esto, indudablemente, acota su actuar, su operatividad y su posibilidad de crecimiento y representación.
Y no es que se entienda que en la actualidad tenemos procesos electorales transparentes y completamente democráticos y que el recurso con el que cuenta el Instituto sea garante de la democracia, tampoco es que se piense que los partidos políticos de oposición representan una verdadera alternativa para los ciudadanos, pero es indudable, que de aprobarse estas propuestas, los debilitas, es decir, debilitas al órgano que se encarga de proteger nuestra democracia y debilitas también a los partidos políticos de oposición, lo que podría derivar en la conformación de una democracia simulada, en la que el partido que se encuentre en el poder, lleva todas las de ganar para consolidarse y no contar con una oposición firme y determinante, que garantice los equilibrios de poder; es decir, podríamos correr el riesgo de vivir en una dictadura con apariencia democrática.
Lo que pase en estos días en el Congreso Federal, será determinante para el rumbo de nuestro país, viviremos un momento histórico en el que podremos defender la república federal “semidemocrática” en la que vivimos, o de federalistas y democráticos nada más nos quedará el nombre y los recuerdos…