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EL SORPRENDENTE SEÑALAMIENTO A LOS ACOSADORES
Por: Isadora Santivañez Ríos
Primero que nada, debe entenderse que el acoso y el hostigamiento sexual son un delito, que debe ser penado de manera contundente y severa, debido al sin número de repercusiones negativas que traen consigo en el ámbito emocional, psicológico y de desarrollo profesional.
De manera particular, el acoso sexual es señalado, porque a diferencia del hostigamiento sexual, este se da, desde un ambiente laboral, lo que implica un abuso de los niveles jerárquicos hacia los subordinados o subordinadas que pueden ser víctimas de este delito.
Es un tipo de discriminación sexual en el lugar en donde se desarrolla la persona laboralmente hablando, que implica una conducta indeseada y que puede generar molestia, incomodidad o disgusto, para aquella persona que la padece.
Este puede ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar donde estén presentes los trabajadores y crear un ambiente hostil basado en la recompensa o castigo, a cambio de favores sexuales o de índole sexual y puede incluir comentarios ofensivos sobre el sexo de una persona.
Es un comportamiento sexual agresivo y no deseado, el cual puede generar un gran daño en el individuo que es violentado, a través de esta conducta. Comúnmente, son las mujeres quienes sufren este tipo de violencia, sin embargo, no es exclusiva de un género.
Y ¿por qué es importante precisar su definición de manera concreta?, la realidad es que, lamentablemente, muchas personas no comprenden que determinado tipo de actos o acciones pueden ser violentadoras y generar un tipo de delito específico.
En nuestra cultura machista, se confunde fácilmente este delito con el coqueteo, piropo o cortejo, sin entender que por el solo hecho de ser indeseado, ya es violentador y ofensivo.
Arraigando la creencia de que es “normal” mantener este tipo de conductas con frases como “se está dando a desear”, “el no es un sí disfrazado”, “solo la o lo estoy halagando”, entre muchas otras que se han vuelto comunes en el ámbito público de nuestro país.
El solo hecho de entender, que no es no, significa todo un acto de deconstrucción social para hombres y mujeres que han crecido en un sistema patriarcal que normaliza los diversos tipos de violencia y los adapta como parte de una cultura sistematizada de manera jerárquica.
En Zacatecas, este delito fue tipificado de manera concreta apenas hace 4 años, en el artículo 233 del Código Penal del Estado, el cual establece que “comete el delito de acoso sexual, quien lleve a cabo conductas verbales, no verbales, físicas o varias de ellas, de carácter sexual y que sean indeseables para quien las recibe, con independencia de que se cause o no un daño a su integridad física o psicológica. Agravando la pena si se comete en contra de personas que no cuenten con la capacidad de comprender el significado del hecho, o que no tengan la posibilidad para resistir la conducta delictuosa.
Lo que ha generado un gran revuelo en el Estado, ya que, a partir de su tipificación, comenzaron a surgir un gran número de denuncias, que señalaban de manera directa a determinadas autoridades de cometer acoso sexual en contra de varias trabajadoras de la burocracia estatal, así como de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Por primera vez, en la historia de nuestro Estado, jóvenes estudiantes comenzaron a señalar de manera abierta a varios docentes de diversas unidades de esta instancia educativa, por lo que se tomaron cartas en el asunto por parte de las autoridades y tuvieron que generar reformas y adecuaciones a su esquema administrativo.
Sin embargo, con esto no bastan, es necesario generar protocolos en cada dependencia de gobierno, organismos descentralizados, institutos educativos, partidos políticos, entre otros, que ayuden a prevenir, atender y sancionar cualquier tipo de violencia.
Ya que esta conducta se encuentra tan arraigada en nuestro sistema patriarcal, que resulta incluso sorprendente, que a las personas se les señale de ser acosadoras, normalizando sus conductas, y acusando a quien los señala o denuncia, de “exagerar”, llegando incluso a justificar a los acosadores y victimizándolos como si quienes estuvieran actuando de manera indebida, sea quienes alzan la voz ante lo que, aunque parezca “raro” es un delito grave. No debe sorprender el señalamiento a los acosadores, al contrario, debe ser visibilizado, denunciado y penado de manera contundente, aún nos queda mucho trabajo por hacer y lo principal será la reconstrucción social y cultural de nuestro país y nuestro Estado.